Siria y la paz que se baraja Todo tiempo pasado fue mejor

Rencontre entre Bachar Al-Assad et Vladimir Poutine à Moscou le 20 octobre 2015.

Todos los “esfuerzos” convergen hacia Siria. Irak es otra cosa. Allí, aparentemente  “Daesh” se ha descarriado y se va a hacer lo suficiente para volverlo a donde quieren. En Siria no. Los retos de una solución podrían constituir los fundamentos de las nuevas esferas de influencia de la bipolarización internacional, evidenciada en Siria pero negada o por lo menos ocultada por sus componentes.
Ahora Moscú y Washington obran para que las cosas sean atadas y bien atadas. Para ello, el enviado especial del presidente ruso no se ha olvidado de efectuar el jueves pasado una visita “secreta” a Israel.
Pero ¿Por qué secreta si a los demás países visitados o por visitar a excepción de Arabia Saudita las visitas han sido “publicas?
Entre EEUU e Israel todo es secreto y entre ésta y Rusia también debe seguir el mismo sendero. Y no es porque no se quiere “irritar” a los mandatarios árabes o islámicos, sino a sus pueblos.
Rusia, hoy, es necesaria por razones que nadie ignora. ¿Y mañana? Será otro día. Pero, hoy por hoy, el capital de simpatía o por lo menos de “gratitud” de algunos regímenes árabes hacia el Kremlin y sus inquilinos se está convirtiendo en miedo y hasta en rechazo, aun implícito o en estado embrionario.
A Damasco no le han dejado otra alternativa que entregarse cuerpo y alma entre los brazos del oso ruso.
Tanto monta, monta tanto, pero el tiempo es capaz de aportar las soluciones. El 2016 está a la vuelta de la esquina y las diferentes potencias (y hasta las que no lo son como Francia) tratan de posicionarse en el tablero geopolítico mundial… que evidentemente comienza y termina en Oriente Medio.
De/en los rusos no se debía confiar y no somos nosotros los que lo vamos a decir al presidente sirio Bachar al Assad a quien, en estrecha colaboración y coordinación con EEUU y algunos países regionales, Rusia ha intentado derrocarlo amistosamente mil veces. Al final se dio cuenta (o sus servicios secretos) de que nadie, salvo él, puede oponerse al paso del gasoducto qatarí hacia Europa.
Por su parte EEUU lo intentó todo, descubriendo, en cada infructuosa tentativa que Bachar Al-Assad no es Ghaddafi ni Zine Al Abiddine Ben Ali ni siquiera Husni Mubarak y que Siria no es Libia, ni Túnez ni Egipto.
Desde hace meses, Washington busca alternativas: los kurdos, los….o …los. Todo el mundo, todo menos los sirios árabes porque en su desesperada y aparentemente poco reflexionada búsqueda de derrocar al régimen sirio descubrió que de lograrlo, nunca remetería lo suficiente aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

De tal forma que entre Rusia que insiste en se quede Bachar al Assad pero muestra toda la disponibilidad del mundo a negociar su ida y Estados Unidos que no escatima esfuerzos alguno para proclamar su inquebrantable propuesta de que se vaya el presidente sirio, pero negociando “para que sea mucho más tarde, entre las dos concepciones y los dos conceptos cabe la posibilidad de una convulsión regional protagonizada por los aliados de unos (EEUU) y otra (Rusia).

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