Ultimo día del 2015. Las mismas características
de lo que había sido: olor a pólvora, suspense y psicosis. Nueva York, Paris,
Londres y otro larguísimo etcétera se disponen a despedirlo en medio de espectaculares
medidas de seguridad.
El terrorismo es y todo apunta hacia la más
que probable posibilidad de que siga en el 2016 la mayor y la más horrible atracción
informativa. Co su sangre, destrucción, lágrimas, horror y crueldad extrema, el
fenómeno ha eclipsado todos los fosos informativos.
Todo el mundo habla de terrorismo. Unos de
victimas, otros de mártires, todos de seres humanos que se van sin saber por
qué. Poco…muy pocos buscan conocer el origen y la génesis de la lacra. Algunos
lo saben, lo han denunciado sin que nadie les escuchara y otros lo saben por
haber “inventado” este atroz embrión del peor flagelo que la humanidad haya conocido
desde hace siglos.
Ultimo día del 2015. A muchos les gustaría olvidarlo
para siempre sin pretender recordar el 2016 o sus perspectivas. Todo indica que
va a ser igual o peor: apetitos geopolíticos, anacrónicos hegemonismos y todos
quieren coger sin dar. Solo la prosperidad propia interesa. Después de ellos,
el diluvio.
Ahora temen o fingen temer. Actitudes para el consumo local y mundial. En el fondo la brújula de
los intereses señala fehacientemente la dirección y el destino. Ellos y nadie más.
Sus sonrisas son gestos-bomba. Su protección es impostura y su amistad es una
moneda falsa en el bolsillo.
Ultimo día del 2015. Solo nos han dejado la oración,
el deseo, los votos y los anhelos. Los creímos y aquí estamos arrastrando el
caos y la tragedia y seguimos creyéndolos y arrastraremos el odio, el rencor y
la venganza por todo y por nada.
Nos queda la fatalidad, el fatalismo y un
deseo casi imposible de realizarse. Nos quedan los ojos para llorar y los
corazones para consolar o consolarse y lo que queda de la voz para desear a
todas y a todos Feliz ano nuevo y prospero 2016 o por lo menos tranquilo y
seguro.
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