Hasta ahora nadie puede negar
que las armas rusas han eclipsado a todas las demás armas en Siria, permitiendo
a las tropas del régimen un arrollador avance y la “liquidación” de muchos
cabecillas de grupos armados rebeldes o terroristas, el ultimo en cuestión el líder
de la principal banda armada “Fath Al islam”, Zahran Ayouch.
Sin embargo, tampoco hay quien
niegue o por lo menos quien ignore el objetivo, la finalidad y los cálculos políticos
y militares de los blancos y las dianas en Siria, donde las incursiones y las
liquidaciones son mensajes desclasificados a éste o a aquél. No obstante hasta
en esto hay líneas rojas como el “permiso” ruso a la aviación israelí de atacar
las cercanías de Damasco y asesinar a una de las figuras más emblemáticas de la
causa palestina: Samir Al Qantar y un grupo de civiles o las constantes “coordinaciones
con los responsables israelíes como sucedió el jueves pasado durante una visita
secreta a Israel del enviado especial del presidente Poutine a Oriente Medio.
Con esta actitud Rusia peca de autosugestión
geopolítica, creyendo que ha logrado creer en Siria un punto de no retorno en
una región donde siempre se retorna. En lo que podríamos llamar las “capitales
de la decisión”: Teherán, Gaza y la zona sur de Beirut se sigue con suma atención,
pero con un silencio fúnebre los regateos y las filigranas rusas. Siria, eso
si, es cuestión de vida y de muerte, pero también para Irán y para muchos otros
y el problema nunca ha sido, como muchos pretenden, Bachar el Assad o alguien
de la cúpula de su régimen, sino la llave y la clave de la guerra o de la paz
en Oriente Medio. Del futuro…político de Siria y del color y tendencia de su
futuro mandatario depende la estabilidad y el futuro de Israel y de la región.
Es decir: los retos no se limitan a las familias gobernantes, sino a lo que podría
producirse en caso de que caigan.
Estados Unidos y Rusia lo saben
y se pusieron de acuerdo sobre todo, incluida la “seguridad” y la “impunidad”
de Israel. Poco importa Al Assad y todos los asades. Lo dihjnimos mil veces y
lo repetimos ahora: en Oriente Medio, Rusia no tiene amigos ni enemigos, solo
intereses y dos de los cuales los están realizando con el menor coste, gracias
a Siria y su régimen: eclipsar a la crisis ucraniana y eliminar discretamente y
en silencio a los comandos terroristas cosacos, especialmente chechenos.
Una de cal, muchas de arena:
solo el actual régimen en Siria es capaz de garantizar estos intereses, porque,
de cierta forma son sus propios intereses o los cruzan directamente.
La historia se repite: Estados
Unidos y sus aliados están haciéndolo todo para convertir a Siria en otra Afganistán
para Rusia. Pero Moscú lo sabe y apuesta por la diferencia de regímenes. ¡That
is the cuestión!
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