¿Cuánto estaría Marruecos
gastando de los fondos de sus contribuyentes en proteger y defender a la Unión
Europea de la inmigración irregular, del tráfico ilícito de drogas y sobre todo
del terrorismo?
La mayoría de los países de
la UE deben su seguridad y su quietud a Marruecos… a menudo, incluso de su propia
seguridad y su, si no propia quietud, porque no somos pocos los que estamos en
contra de que nuestro país sirva de cubo de basura ni de parachoques para unos
ingratos, por lo menos de su consenso e unanimidad.
Luego cabe preguntarse ¿A
cambio de qué?
No les voy a recordar la “recompensa”
y la “gratitud” del Tribunal europeo ni del parlamento europeo. De ello se ha
encargado el Congreso de Estados Unidos, pero si expresaré mi legitima
perplejidad ante la ausencia de una nueva estrategia del gobierno marroquí para
contrarrestar esta guerrilla europea contra nuestros intereses estratégicos.
El mundo de hoy es, como se
dice, un pañuelo. Rusia, Ucrania y muchos otros países del mundo necesitan
urgentemente los productos agrícolas marroquíes y los propios marroquíes necesitan
urgentemente que su país cese de ser escudo protector de quien no nos considera
ni mayores ni vacunados.
El difunto rey Hassan II decía
atinadamente que “marruecos y España (no Europa) están llamados (condenados) a
entenderse”. Pero habida cuenta de la amplia y reconocida sabiduría y
clarividencia del difunto monarca, estimaba superfluo precisar “en un respeto
mutuo y velado por los intereses mutuos”.
La bofetada del Congreso
americano al tribunal y al Parlamento europeos es más que suficiente para
restablecer la lógica en las relaciones internacionales, en este caso entre
Marruecos y la UE, pero los marroquíes difícilmente podemos olvidar, en lo
inmediato, por lo menos, esta puñalada en la espalda del primero y este golpe
bajo del segundo. Tampoco podemos olvidar ni aceptar que el gobierno de la nación
se muestre tan adulador para con el que le desprecia y le ultraja.
Comentarios
Publicar un comentario