Otra gran frase de Eduardo Galeano: que nos traer hoy nuestra compañera Ashleigh
Coombes: “ la violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra
ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la
convierte en objeto de consumo”.
Correcto aunque es infinitamente peor.
Cuando ves lo que piensa uno de los
verdugos contemporáneos, el ex jefe de los siniestros servicios de
inteligencia militar de la entidad sionista, Amos Jala’ad de la recién creada “Coalición
musulmana” contra el terrorismo, te das cuenta de que la violencia es, para
muchos, entre ellos Israel y sus aliados regionales, mucho más que simple
ganancia u objeto de consumo. “La rcien formada coalición sunista es un fenómeno
muy importante para la seguridad y la estabilidad de Israel”, dijo el alto
responsables sionista y él sabe lo que dice, por qué lo dijo y como lo dijo.
En un alarde de desprecio hacia la vida
humana que todas las religiones santifican, algunos (muchos) han banalizado la
violencia y han despreciado todos los valores morales y religiosos. Se trata de
una nueva religión que tiene por lema aquello de que “después de mi el diluvio”.
Pero es normal cuando ves que hasta la
violencia la interpretan según sus intereses y según sus planes, estrategias y
apetitos expansionistas.
Lo peligroso en todo esto, es, no
obstante, la dramática ausencia de una potencia moral y moralista que se erige
contra tanto derrame de sangre, tanta violencia y tanto desprecio al ser humano
y lo que representa o debe representar.
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