Posición y posición. En la misma semana, casi, como lo creen muchos observadores en Washington y también en Bruselas, la Unión Europea, su comisión y su parlamento se ha “pronunciado” sobre algunos aspectos del Sahara occidental marroquí, recibiendo una respuesta, además de inmediata, firme, categórica e inapelable debido a su carácter legislativo (pilar y fundamento de las democracias), del Congreso (y Senado) de Estados Unidos: no solo apoya al plan de autonomía marroquí que, recordémoslo, para los que lo hayan olvidado, no solo es el mejor, sino, además el único, hasta ahora en las esferas de una solución al prefabricado problema de este Sahara Occidental Marroquí, sino insta (la mejor respuesta a la ultima metedura de pata de la UE al respecto) al presidente Barack Obama a estimular al sector privado americano a invertir en el Sahara Occidental marroquí, calificado por los términos del comunicado del Congreso/senado de “’provincias del sur de Marruecos”.
Y por si fuera poco: contrariamente a la UE, EEUU no
hace absolutamente ninguna distinción o diferencia entre Marruecos y su Sahara.
¡Más clara el agua!
Estamos hablando de la posición de quien difícilmente
se puede descuidar o interpretar.
Mal asunto para la cúpula del Polisario que veía cerca
la reanudación del suculento manjar de la ayuda humanitaria internacional.
Contra-calmante para la desesperada población de los
campamentos argelinos de Tinduf.
Así va a ser y no de ninguna otra forma.
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