No hace mucho era Suecia y
los mil y un quebradero de cabeza y ahora es la decisión del Tribunal europeo y
el acuerdo Agrícola y quizás, dentro de poco,
pesquero con Marruecos. Y entre ambos mil “pinchazos” de nuestro
Ministerio de asuntos… extraños.
No paran de sorprendernos.
No cesan de imponernos un suspense que no merecemos. No asumen debidamente lo
que deben asumir.
Como si no supieran que,
cuando Argelia no nos está asestando
golpes, los está preparando. Por lo que alguien debe velar por una diplomacia
preventiva como existe en, prácticamente todos los países que afirman tener una
arquitectura diplomática.
Marruecos tiene cuestiones
pendientes, algunos detractores y
vecinos que muchos no desearían tener o dan gracias a Dios por no tenerlos. Sin
embargo para nuestra diplomacia es y siempre ha sido un curso normal, sin previsiones, sin
contra-ofensivas y sin respuestas preparadas de antemano. Cualquier país, en
lugar de Marruecos, hubiera puesto en pie una célula encargada de prever y
tratar eventuales convulsiones. Algo así como especialistas y expertos en los
asuntos más estratégicos del Reino y en sus intereses supremos de cara al mundo
y a sus relaciones bilaterales o multilaterales con los países y agrupaciones
regionales como la Unión Europea o el Mercado común latinoamericano o incluso
el Consejo de Cooperación del Golfo. Plantear las posibilidades, seleccionar
las eventualidades y encontrarles las soluciones adecuadas y pertinentes antes
incluso de producirse porque si llegan a producirse se hace mortalmente difícil
tratarlas.
Las declaraciones fuera de
lo usual, destinadas al consumo local y los comunicados con sentido único, como
dijo el poeta árabe “nunca mataron ni siquiera a una mosca”.
La diplomacia preventiva: Lo
real y lo realista. Lo que puede producirse y la solución que se le pueda
aportar, en su momento, no antes ni después, sino justo cuando se debe.
Y es que el guardelanza del “Príncipe”
de Maquiavelo cuando se quejo que después de 50 años de fieles servicios se
jubilaba sin nada recibió como respuesta del Príncipe: “Porque has estado
durante 50 años segundos antes de la toma de decisión y segundos después de su
tima, pero nunca la has cruzado.
Justo u atinado. Cuando se
debe, no antes ni después porque en ambos casos es demasiado, o bien temprano o
tarde.
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