Casi 5 años desde el comienzo del mortífero conflicto en Siria, las “grandes” potencias (algunas, como Francia y el Reino Unido) no tienen de grande más que el folklórico calificativo) han llegado, finalmente a entenderse sobre la adopción ayer (viernes 18-12) de una resolución que interina un plan de paz americano-ruso, cuyo texto, votado por unanimidad por el Consejo de seguridad de Naciones Unidas, al término de difíciles negociaciones, aprueba las line as maestras de la hoja de ruta para una transición política en aquél país árabe, firmada en Viena el 14 de noviembre pasado.
Entre otras cosas, contempla la pronta apertura a
comienzos del 2016, bajo auspicios de la ONU de conversaciones de paz entre el
gobierno sirio (régimen) y la oposición y la instauración de un alto el fuego
de aquí a un mes.
En síntesis: exactamente como llevaba reclamando
Rusia, Irán e incluso el régimen sirio, el texto aprobado ayer estipula claramente
que “es el pueblo sirio quien debe decidir de su futuro sin ninguna injerencia
extranjera” como llevan ejerciendo Estados Unidos, algunos de sus aliados y
muchos de sus satélites.
O sea que, como lo subrayo el secretario de Estado
americano, John Kerry el texto “envía un
mensaje claro a todos para decirles que es tiempo de poner fin a las matanzas
en Siria”.
Bien. Menos de 2 horas después comenzaron las interpretaciones.
Ni Londres ni Paris parecen haber comprendido
el alcance del nuevo acuerdo entre los dos (o tres, más China) grandes de los
que ellos no forman parte pero no quieren entenderlo así.
Pero, esto, junto a las reacciones de los satélites
no parece, esta vez, tener la menor importancia y lo prueba que la televisión siria
(publica y oficial) transmitió integralmente la sesión incluidas las trasnochadas
intervenciones de Laurent Fabius y su homologo británico Philip Hammond
¿Cómo se ha podido llegar hasta aquí, sabiendo que a
EEUU no se tuerce la mano?
La intervención militar rusa, su alcance y la apoteósica
progresión del ejercito sirio presagian una no muy tardía solución al
conflicto. Mejor mordisquear algo y, efectivamente se ha podido mordisquear
algo.
Signo de los tiempos… probablemente aunque estamos aún
muy lejos de una solución real y realista.
¿Quién va a domar a “Daesh” a menos que sus
padrinos, aunque no lo revelan habrían descubierto, de repente, que es menos
rentable que antes o por lo menos de lo que esperaban?
Pero cabe también la posibilidad de que los países occidentales,
a su frente Estados Unidos, unos más que otros, muestran un peligroso indicio
de ignorancia de la personalidad y de la psicología del presidente sirio.
El hombre es muchas cosas pero está donde está casi
obligado por factores interiores (ejercito) y exteriores (Rusia e Irán). Por lo
que su destino depende de una comprensión entre Moscú y Teherán en función de
sus respectivos intereses económicos, estratégicos y geopolíticos y no de
Washington, Paris o Londres, menos aun de sus satélites regionales, como Turquía.
I sea: que todo puede arreglarse… con una sincera (o
disimulada) voluntad política de unos y otros.
Los muertos y los mutilados tienen su derecho en
Dios…
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