Lo dijimos más de una vez y fuimos los únicos que
lo denunciaron. La colaboración en metería de información anti-terrorista debía/debe
permanecer del dominio confidencial y secreto.
Ningún país (ninguna prensa) ha revelado (casi ha
desenmascarado) la eficacia y el impacto tremendamente positivo de lo que debe
la cooperación y la coordinación para hacer frente a la amenaza terrorista en
el mundo como lo ha hecho Marruecos y su
prensa.
Los héroes los fabrican o bien la ignorancia o
bien la extrema inteligencia. Ahora resulta que “Dae’sh” amenaza a nuestro país
de “una venganza terrible”. Los sanguinarios de la banda criminal de Abi Bakr
Al Bagdadi amenazan en las redes sociales con llevar a cabo lo que llama
“ataques devastadores en territorio marroquí”. “Ataques, revela los voceros de
la banda terrorista- que mataran a soldados, explotaran los poblaciones y
destruirán la economía”.
Los responsables de “Dae’sh” reprochan a las
autoridades marroquíes haber colaborado con algunos países europeos como
Francia, Bélgica y España.
Si. En efecto. Pero ¿cuántos países del Magreb,
de oriente Medio, de Europa e incluso de América han colaborado/colaboran igual
o más que Marruecos?
Pero también es verdad que el presidente francés
solo agradeció a Marruecos lo que en mi humilde opinión, más que privilegio,
como hizo uso muchos órganos de prensa marroquíes, ha sido una mortal ligereza.
Los marroquíes confían en sus fuerzas de
seguridad que se han mostrado dignas de esta confianza y de más. No obstante,
como señalábamos esta tarde : Habida cuenta de las difíciles circunstancias que
vive el mundo actualmente y en él Marruecos, la lucha anti-terrorista debe
incrementar su radio y sus conceptos y concepciones tradicionales para abarcar
el campo religioso y, sobre todo, la colaboración ciudadana.
Expliquémoslo de nuevo:
No hace ser profesional del dominio para saber
que el terrorista y el reclutador de terroristas son ciudadanos que viven entre
otros ciudadanos y que, de ninguna manera se puede descartar errores que puedan
conducir a su identificación de una u otra manera. Pueden ser alumnos,
estudiantes, funcionarios, empleados, o incluso espontáneos teólogos formados
en las páginas Web y en los manuales de los grandes grupos terroristas. Nunca
caen del cielo ni poseen la gorra de la desaparición. Y aquí interviene el
papel preventivo de los ciudadanos y sus asociaciones de toda índole.
O sea que se
trata, como apuntábamos esta tarde, de ir pensando en una estrategia tendente a
aunar atinada y eficazmente todos los esfuerzos sin dilapidación, como es el
caso hasta ahora, de excelentes oportunidades para cerrar la vía y el camino
ante los predicadores del infierno. Es decir: una sensibilización y una
movilización de todas las capacidades disponibles y todas las energías aun sin
explotar.
La lucha anti-terrorista debe ser responsabilidad
de todos. De unos más que otros, por la naturaleza de su función, pero de todos
porque de ella depende nuestra seguridad y la de los nuestros.
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