Todo apunta hacia la más que
probable posibilidad de que Vladimir Poutine lo sabía desde sus tiempos en la
inteligencia militar de su país. El Presidente ruso sabia que Estados Unidos
estaba quedándose sin aliento. Sur-este asiático y Vietnam, América latina y
Cuba y más tarde en un alarde de impotencia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, más
México y Brasil desde hace unos años Oriente Medio y los primeros signos de
cansancio geopolítico: Siria y su resistencia, Irak y su “independencia”, Irán
y su desafío. No queda gran cosa. Su “Dae’sh” está dando muestras de sus
limites. Su Israel cuesta y va a costar todavía más… excesivamente…
exageradamente y desde hace años infructuosamente… inútilmente. Pierde todas
las guerras y su supervivencia en tanto que gendarme se debe única y
exclusivamente a la “suspensión” de la otanista Turquía en el control y la
dirección de los conflictos regionales.
Estados Unidos se asfixia. La
“recuperación” de Oriente Medio es vital, pero sabe que apostó y sigue
apostando por laterales regionales.
Pertinente y atina do cuando se
trata de los intereses estratégicos de Rusia, Poutine no ignora que en Irán y
e, Hizbollah se critica a estados Unidos pero nunca, jamás elogian a Rusia.
Siria es diferente…
Nadie escuchó, desde hace
lustros, a ningún ulema, teólogo o docto musulmán condenar en términos claros, menos
precisos los crímenes de Israel. Pero, eso si, legitimar la sangre musulmana en
Siria e incluso en Irak y en el Yemen. ¿Quién da instrucciones? Inútil
recordarlo.
Pero si seria conveniente imaginar
un oriente Medio sin Estados Unidos o con una reducida esfera de influencia. ¿Qué
significaría? Simple y racionalmente el comienzo del fin de Israel.
De hecho ¿quién a excepción de algunos
países árabes e Irán lo desea? En todo caso, ni Estados Unidos ni Rusia. Ambos
saben que el destino de Israel depende ni de EEUU ni de Moscú, sino de los propios
países árabes o algunos de ellos. Por ello se han confiscado esta posibilidad.
Hoy por hoy no existe más que simulacros de Estados árabes. La decisión económica,
política, geopolítica, estratégica y la decisión de guerra y de paz son, hasta
ahora, exclusivamente americanas. Los satélites se limitan a financiar, a
obedecer y a acatar. De donde no va a
ser fácil la paz en Siria. Lo hubiera podido ser… sin Rusia, cuya intervención militar
eleva la subasta geopolítica en la región.
En esta óptica, no seria
necesario indicar que, en sus “tentativas” de “una solución negociada en Siria”, tanto
EEUU como Rusia descartan actualmente en Viena a Europa. Paris, Bon y Londres
se han encontrado, de sopetón, al margen de todo proyecto de solución de la
crisis siria, en cambio se ha optado por Arabia Saudita, Turquía y hasta
Jordania.
Razón de Estado. Rusia sabe lo
que hace. Rusia espera la estocada. Pero sabe que la actual posición del
régimen sirio está dictada por imperativos puramente coyunturales y logísticos.
¿Hasta cuando? Hasta que se despierten EEUU y sus satélites y domésticos
regionales.
Por ello el ex secretario de
estado americano Henry Kissinguer acertó cuando dijo que en oriente Medio la
guerra pasa por Egipto y la paz por Siria. Era a comienzos de los años 60. Ahora,
a finales del 2015 puede parecer lo con erario. Es decir que la guerra pasa por
Siria y la paz por Egipto.
¡Espejismo!
Desde hace décadas, en el Próximo
Oriente, la guerra y la paz pasan por Washington.
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