Lo hemos dicho tantas veces, pero lo volvemos a decir en voz todavía más
alta: La primera victima de todas las guerras es la verdad y la verdad es la
que, justamente brilla por su ausencia en Siria, en Irak, en Egipto, en Libia y
en el resto donde el terrorismo castiga.
En Siria, por ejemplo, ya van casi 5 años y decenas de miles de muertos además
de más del tercio del país patas arriba y parte de los supervivientes en camino
acalla imprevisibles aventuras.
¿Cuándo nos van a decir la verdad?
Una coalición dirigida por Estados Unidos, otra, aunque más discretamente dirigida
por Rusia y entre ambas, dos países, dos ejércitos y dos incógnitas: Siria e
Irak.
Todo el mundo quiere saber. Nadie o casi nadie sabe. Lo cierto es que
diariamente nos informan de la destrucción de decenas de objetivos estratégicos
de “Dae’sh” y de la muerte de centenares de sus hordas.
¿Y qué? casi nada… Todo vuelve a su estado inicial , en medio, eso si, de
nuestro total asombro y nuestra total incomprensión. ¿A quién se combate?
Tantas potencias, tantas declaraciones de intención y la misma… la mismísima situación.
Alguien debería explicar al mundo lo que es realmente “Dae’sh”, a que debe
su invulnerabilidad y sobre todo a qué debemos esperar, porque el silencio al
respecto o lo que es peor, la tergiversación es mortal y beneficia al
terrorismo en todas sus alas y su diversidad.
La gente en oriente Medio y lejos de él se pregunta. Nadie responde. Los días
pasan y se parecen. Los pueblos sufren. La gente se desplaza. La esperanza se
desploma y el presente parece peor que ayer, mejor que mañana.
El fin del terrorismo comienza con una información transparente, veraz y
objetiva, lejos de la rivalidad este-oeste y todavía más lejos de concepciones
de guerra fría o de paz caliente, porque los que mueren ni son americanos ni
son rusos, son sirios, iraquíes y mercenarios por el otro bando.
El Corán dice “La sedición es peor que la muerte” y es justamente lo que
buscan los diferentes grupos terroristas en Siria o en otro país.
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