El desconocimiento de la historia del Islam es un argumento al servicio de una tesis desde siempre. No existe mayor impostura intelectual que la que hace de la falta de experiencia y peritaje sobre un tema, una calidad para los que se prendan como pensadores y que abordan el mismo tema.
La “lepenizacion” de los espíritus en Francia alcanza su desenlace. Incluso
en programas de diversión se inevita a apóstoles (predicadores) de reflojos
sobre la identidad, la columna vertebral de su pensamiento. Entre otros, Eric
Zemmour el cual ha sido superado por Finkuelkraut y mas sorprendente Michel
Onfray, durante mucho tiempo considerado como perteneciendo a la extrema
izquierda. Michel Houellebecq prosigue
su carrera de Céline en el extremo, poniendo su in contestable talento al
servicio de las instituciones más mortíferas. Se puede ir buscando matices
entre los miembros de este ejercito del esencialismo, Finkielkraut esta
obsesionado por Israel y no piensa más que a través de los intereses de la entidad
sionista. Evoca la subida del antisemitismo a diestro y siniestro. Eric Zemmour
adopta la teoría de transferencia de la población. Michel Onfray pasa del
ateismo militante a la guerra contra el Islam, a sus ojos insoluble en
democracia y por tanto inaceptable en Francia. Lo que hace el enlace entre
estas “estrellas” fabricadas por los medios de comunicación es su odio y sus
ataques contra el Islam en tanto que religión y en tanto que cultura. Los
musulmanes de Francia no pueden integrarse según ellos porque son musulmanes y
no porque están amontonados en los guettos, que la escuela no funciona en sus
barrios, donde están estigmatizados durante todo el santo día.
Estos estampillados pensadores hacen
gala de su ignorancia al Islam. Zemmour cree poder impresionar, tomándose de
erudito para decir que “los dos tercios de los versículos del Corán son un
llamamiento a la violencia”. Inútil señalar que esto ha sido literalmente desmentido
y probado que es falso.
¿Cómo se pasa del anti-islamismo al rechazo del Islam? Finkielkraut y
Onfray dan la receta que es, según ellos, simple: se debe mezclar todo. De esta
forma la Salafia
se convierte en igual al wahabismo y el yihadismo
La ignorancia del Islam es así. Basta citar los derechos de la mujer en Afganistán,
la pena de muerte en Arabia Saudita, Dae’sh y los juegos están hechos. Si no fuera porque estas tesis son
extremadamente peligrosas, nos hubiéramos reído a carcajadas aya que la iniciativa,
científicamente es ridícula.
El acceso a la modernidad de las sociedades musulmanas se hace en el dolor,
por razones históricas objetivas y no porque será incapaz de manera
irremediable de integrarse en la modernidad.
Las razones históricas están vinculadas al hecho de que la marcha hacia la
modernidad esta pletorita de enfrentamientos con Occidente, que, en principio, debía
se portador de valores llamados universales, violencia que es casi continua
desde el fin de la segunda guerra mundial, la creación de Israel, las guerras
contra los países musulmanes. Sobre este plano, las diferencias son enormes
entre las diferentes sociedades. El mundo árabe es una creación de los orientalistas,
las sociedades magrebies no tienen nada que ver que las del Golfo. Dubai no
vive un Islam riguroso como el de Arabia Saudita. Frente a estos hechos de
ignorancia incumbe a los intelectuales musulmanes reaccionar. No para maltratar
a estos pensadores, sino para establecer los hechos y la verdad sobre el Islam,
en su complejidad, sin complacencia para con la historia, separando el corazón
del dogma, que en principio debe ser divino, de la historia… humana. En cuanto
a la integración es un problema franco-francés que si nos interesa es por
curiosidad… y nada más.
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