Ya es casi un folklore
español. En parecidas fechas, con motivo del debate en el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas sobre el Sahara, parte de la prensa del país vecino y hasta
otros sectores en hibernación durante todo el año para tratar de asestar golpes
bajos a Marruecos y, de ser posible, influenciar el curso del debate en la
instancia unusina.
Desde 1975, con la
recuperación por Marruecos de sus provincias del Sur y la evacuación del
territorio recién recuperado por sus dueños del ultimo soldado español, nunca
hemos visto un gesto, una iniciativa, un deseo, un voluntad o simplemente una
gesticulación destinados a reconciliar a los hermanos o a paliar la tragedia de
los más damnificados. El problema del Sahara persiste en gran parte por la
actitud de los que hoy, como ayer tratan de echar más aceite sobre el fuego…
saharaui. ¿A qué nos conduciría esto? O lo que es igual ¿A qué nos han
conducido mil actos como el del juez Ruz?
Recordémoslo, esperando que el
recuerdo sea una campanada en el mundo del olvido. Era el año anterior y los
años anteriores:
Con la mínima buena voluntad,
el más exiguo realismo y la más imperceptible renuncia de interpretaciones falsas
e inútiles, una objetiva lectura de la resolución 2152 que el Consejo de
Seguridad adoptó el año pasado deja claro el deseo y el voto de la comunidad
internacional a zanjar, según criterios objetivos y realistas, este
prefabricado problema que ha durado más de lo suficiente.
En esta resolución, el Consejo de Seguridad
insiste en “una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable “y que
se realice la “autodeterminación”.
Lógicamente la cohabitación de
estos dos objetivos excluye automáticamente la secesión o el separatismo en
tanto que opción en las discusiones en curso”.
El informe del Secretario
general de naciones Unidas, reflejado en el texto de la resolución 2152
adoptada al respecto deja clarísimo que la autonomía propuesta por Marruecos es
juzgada compatible con este objetivo de autodeterminación. Además reconoce que
“la solución política de este diferendo que ha durado mucho y el refuerzo de la
cooperación entre los Estados del Magreb (cinco son y cinco serán) contribuiría
a la estabilidad y la seguridad en la región del Sahel”.
Y para los alérgicos al
realismo y a las soluciones a los problemas y no problemas a soluciones como el
juez Ruz y sus comanditarios argelinos, el Consejo de Seguridad se felicita en
su resolución 2152 de “los esfuerzos serios y creíbles desplegados por
Marruecos con vistas a progresar en la vía de una solución”.
Mas aun: “El Consejo de
Seguridad se felicita de las medidas e iniciativas tomadas por Marruecos a este
respecto para reforzar el estado y ejercicio de derechos humanos” e insta de
nuevo a “un censo en los campamentos de Tinduf (a lo que se opone a capa y
espada tanto Argelia como su Polisario) e invita a que se desplieguen esfuerzos
en este sentido”.
Y una frase clave: “El Consejo
de Seguridad de la ONU
considera que la consolidación del actual ‘Statu quo’ es inaceptable”. Dicho
con terminología más simple: Los esfuerzos de Argelia de prolongar esta crisis
por razones de orden de su política interior, obedeciendo sus miras
expansionistas y su inmoral guerra a su vecino marroquí no son aceptables para
la comunidad mundial. O lo que es igual o casi: En caso de que Argelia persista
en esta actitud y en ausencia de una alternativa seria, real y realista, se
contemplaría automáticamente el proyecto de autonomía propuesto por Marruecos.
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