-III-
Mapa de Marruecos en 1880 (Bajo el reinado de Moulay Al hassan primero)
Cortesia de Ali Bakri
Se
llamaba “Radio Tarfaya: Voz de la unidad y de la liberación”… la ilustración
misma de la improvisación y la incertidumbre pero también uno de los primeros
signos precursores de la recuperación de las prov incias del sur del pais. Sin
estrategia de comunicación precisa ni instrucciones claras, salvo algunas
puntualizaciones del gobernador de Tan Tan, el difunto Salah Zemrag y algunas
confusas orientaciones desde Rabat, solo la buena voluntad de un reducido grupo
de grandes profesionales y su experiencia ha podido establecer lo que podríamos
llamar una línea editorial. Nadie sabia a quien se debía atacar y a quién
elogiar: Al Polisario aun relativamente lejos de los brazos de Argelia o al
PUNS (Partido de la Unión
nacional Saharaui) que dirigían Ikhalihanna Ould Rchid, Khalil D’hkil y otros
impulsado por España y sus autoridades coloniales en Layun. Este último parecía
más propicio y más idóneo para la tesis personal de cada comentarista o
cronista, debido a su proximidad de la potencia colonial y a su posición para
con la integridad territorial de Marruecos. Al final, todos y cada uno optaron,
cada cual a su manera y conforme a sus informaciones, a considerar al PUNS como
principal enemigo del reino.
Tres
departamentos: El árabe, al hassania y el español. Era idea del propio Hassan
II el cual había insistido en la creación de una sección en español. Tanto es
así que el primer ministro de la época, Ahmed Osman se encargó personal y
“entusiasmadamente” de dar cuerpo al proyecto y posteriormente a la puesta en
pie del departamento en español. Fue él el intermediario entre el rey Hassan II
y el ministro de Información de la época y el director general de la RTM de la época, los difuntos,
Ahmed Taieb Benhima y Abdellatif Khaless.
No
obstante, tanto Osman como el resto de los responsables en la RTM y en el ministerio marroquí
de la información, en colaboración con las Fuerzas Armadas Reales se limitaban
a dar los medios para llegar a Tarfaya luego…
La
idea de Hassan II era genial: Crear un medio de comunicación dirigido a una
sociedad excepcionalmente móvil, empeñada en
ver como problema todo cambio de su estatuto ancestral, inherente de
llegar a todas las capas sociales del Sahara (un transistor en el Sahara
costaba menos de 20 Dh el equivalente de 20 pesetas de la época y se podía
ocultar o camuflar). Ni la prensa escrita ni la televisión podían cumplir esta
delicada misión. Faltaban hombres y herramientas. No se atinó en el momento de
elegir ni a los primeros ni a las segundas.
Fue
así como Radio Tarfaya, una pequeña casa de dos habitaciones, una de ellas
ordenada bajo forma de estudio y otra para todos los usos: redacción, montaje y
hasta comedor, logró llegar, con medios técnicos rudimentarios, a los puntos
más recónditos de la geografía saharaui, impacto de manera considerable en la
mayoría de sus auditores.
La
llamada Nagra[1]
era la señora de la situación: concepción, grabación, montaje, reportaje y
hasta la difusión.
Para
la radio Tarfaya la misión más que difícil rozaba lo imposible: En radio Layun
había todo un fenómeno de la comunicación y de la demagogia. En sus comentarios
en Assani Al Hassan R’guibi, alias, Ali Hassan Ahmed Ali Abdellah no dejaba a
nadie indiferente, ni siquiera a las autoridades.
Por
la noche los comentarios de los habitantes de Tarfaya y cercanía, incluidos los
militares oscilaban entre el humor y la ironía, interpretando lo que Al Hassan
R’guibi haya revelado sobre Marruecos y sus responsables.
Sutil
y exhaustivamente inteligente jamás dijo una sola silaba contra la monarquía,
no así contra los miembros del gobierno y demás actores del poder marroquí.
Acabó
siendo víctima de los que nunca comprendieron este juego.
Por
otra parte, mientras que los que estaban en contra de Marruecos luchaban contra
su propia identidad, la nueva radio tendía a crear un equilibrio entre la
identidad y la adhesión a la nación, por lo menos esto es lo que declaraban los
pocos responsables que llegaban a Tarfaya y que lo hacían bajo forma de Safari.
Recién
regresado de España donde ejercía en 24 Horas de Radio Nacional de España con
Abel Hernández y otros monstruos de la información y la comunicación españolas
de la época como Eduardo Sotillos o Fernando Aziz, conocía a la potencia
ocupante y sus defectos, lo que hizo creer a las autoridades coloniales en
Layun de que yo era un legionario fugado de alguna concentración militar en el
Sahara.
El
“Espionaje” y “contraespionaje” rudimentarios (los habitantes de Tarfaya que se
desplazaban entre la ciudad y Layun nos informaban de los rumores en la capital
del Sahara ocupado). Tanto fue así que tuve que comenzar mis comentarios en
árabe: Bismillahi Arrahman Arrahim[2].
La
psicología del rumor daba cuenta de que la sección española, recién creada en
esta estación “regional” ha suscitado un vivo interés, desatándose un comienzo
de polémica y de comentario por los contenidos de mis comentarios y crónicas.
Mi
“Antes de Olvidar”, según diversas fuentes, era el más seguido por los
sahrauies y por la legión española en el Sahara.
Lustros
después en mis encuentros durante conferencias o coloquios organizados por
universidades o instituciones españolas o latinoamericanas con algunos
dirigentes polisaristas, me dijeron que eran asiduos oyentes de aquellos
comentarios y crónicas en español de Radio Tarfaya. Algunos de los cuales como
Hadj Barikaalah me expresó incluso aunque discretamente su admiración por
“aquél trabajo”.
Ideas
como por ejemplo que en el barrio Martín de los Eros en Madrid hay más escuelas
que en todo el “Sahara español” o en una callejuela de la capital como calle
Barco, había más hospitales que en todo el territorio ocupado por España
suscitaba, cuando menos, la curiosidad de los que no conocían a España,
levantando debates y discusiones.
Llegábamos
a prácticamente todas las franjas de la sociedad saharaui e incluso a las
guarniciones militares a lo largo del territorio del Sahara. Tanto era así que,
poco después, comenzaban a llegar a Tarfaya algunos legionarios, escapados de
sus unidades y de los cuales se encargaban las autoridades militares marroquíes
en coordinación, al parecer, con sus homólogas españolas.
Sin
teletipos (indispensables en la época -1975- ) ni despachos de prensa, ni
corresponsales ni enviados, con un aparato de radio como fuente y caudal parte
de los francotiradores de Radio Tarfaya se pasaban el día con la trascripción
de los informativos de Radio Nacional en Rabat. Todo el mundo se apoyaba en el
estilo, la elegancia literaria y los interminables textos en prosa, casi
poéticos. Toda una acrobacia informativa y lingüística a falta de datos y de
informaciones exactas, precisas y concisas. Nadie quería admitir, menos revelar
que Marruecos había mostrado durante lustros, una negligencia mortal para con esta región y su
paisanaje. Misión imposible: Más de destruir una imagen, se trataba de destruir
un imaginario.
Más
que una estación de radio destinada a formar e informar, Radio Tarfaya parecía
una sección de literaturas árabe, hassania y española de una universidad de
letras. Pero al mismo tiempo el primer eslabón en lo que iba a ser la batalla
por la recuperación de esta parte del Reino y el primer frente aun en estado
embrionario de lo que meses después iba a ser la Marcha Verde.
Comentarios
Publicar un comentario