Recientemente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) hizo público en Copenhague,
Dinamarca, el informe de síntesis de su Quinta Evaluación. El documento
no expone nada nuevo respecto a los informes del Grupo de Trabajo número
1 (sobre ciencia del clima), el Grupo de Trabajo número 2 (sobre
Impacto, vulnerabilidad y adaptación) y el Grupo de Trabajo número 3
(sobre las Reacciones), que se dieron a conocer a principios de este
año.
Ahora bien, aunque el informe de síntesis no revela ningún dato
nuevo, hace mucho más que eso. Establece la relación entre los otros
tres informes y resume sus conclusiones en un mensaje que resulta a la
vez desolador y lleno de esperanza.
El mensaje desolador es que las emisiones de gases de efecto
invernadero continúan en aumento, a pesar de los esfuerzos y las
promesas de reducirlas. Con el ritmo actual, incluso teniendo en cuenta
todos los compromisos de distintos Estados de que van a disminuirlas, el
planeta acabará experimentando un incremento de casi 4 grados
centígrados de la temperatura atmosférica global de aquí a fin de siglo,
que tendrá consecuencias catastróficas no solo para los países pobres
sino también para los ricos.
Para disminuir ese aumento de temperatura a menos de 2 grados
centígrados, que es lo acordado por los líderes de todo el mundo, será
necesario reducir de forma drástica el uso de combustibles fósiles, con
el fin de que las emisiones de ese tipo bajen hasta cero al terminar el
siglo.
El aspecto más esperanzador de la situación es que reducir las
emisiones a cero no solo es posible sino que puede incluso ser más
rentable para los países y las empresas.
La XX Conferencia de las Partes (COP20) que se va a celebrar dentro
de unas semanas en Lima, Perú, en virtud de la Convención Marco de
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), preparará el terreno
para negociar un tratado global verdaderamente justo y ambicioso para
las próximas décadas, que se ratificará en la COP 21, cuya celebración
está prevista en París, Francia, en diciembre de 2015.
Esta es realmente la última oportunidad para que todas las naciones
del mundo cambien la tendencia que está llevándonos a casi 4 grados para
pasar a muy por debajo de 2 grados.
En el caso de los 100 Estados más pobres y vulnerables, como los
Países Menos Desarrollados (PMD), los Pequeños Estados Isleños (AOSIS) y
África, que viven a merced del clima, necesitan abordar las
consecuencias del cambio climático y, al mismo tiempo, la pobreza. Para
ellos, un ascenso de 2 grados ya significa terribles pérdidas y daños, y
un aumento de 4 grados supondría la destrucción total.
Por eso, su demanda es que el acuerdo de París incluya el Objetivo
Doble Cero, es decir, Cero emisiones y Cero pobreza. No lograr un
acuerdo justo y ambicioso equivaldrá a una declaración de guerra de los
grandes Estados contaminantes contra los países vulnerables a los
efectos del clima. Todavía puede evitarse esa situación, pero está
acabándose el tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario