Lo dijimos en mas de una
ocasión: Estados Unidos no tienen amigos
ni en amigos, mucho menos, aliados, solo intereses y… algunos domésticos.
Por ello los domésticos ponen
el grito en el cielo. Para ellos es un escándalo que ante la vertiginosa
importancia militar que adquiere Rusia, desde hace semanas, en el conflicto
sirio, Estados Unidos se vieran obligados (ellos sabrán por qué) de dialogar
con Rusia…. “sin estar preparados para ello”.
¡Ah si!… ¿Y quién está
preparado para ello? Nadie quiere o se atreve a admitir que este es el curso
normal y natural que debían tomar los acontecimientos en Siria y en el quinto
c. en este tipo de cursos.
El arte de la sorpresa. La
prensa europea, como Le Figaro reconoce hoy que Vladimir Poutine es “un
‘jefazo’ a la perfección” como lo acaba de demostrar, según e rotativo francés,
con su nuevo golpe en Siria. En cambio, siempre según Le Figaro y muchos otros
diarios europeos, los americanos dan la impresión, estos días, de navegar sin
rumbo, en el plazo corto y en la niebla como lo hicieron, desde el comienzo de
esta crisis.
Algunos europeos no comprenden
por qué el viernes pasado el patrón del Pentágono, Ashton Carter, ha discutido
ampliamente con su homologo ruso Serguei Choigou sobre, precisamente, “las
reglas para evitar choques”.
Ahora va a costar mucho sacar
a Rusia de la región porque ha venido para quedarse. Le facilitaron la tarea la
indecisión estadounidense, la miopía europea y la inconciencia de todos.
¿Y ellos, los europeos?
Volverán mañana. En espera, la nueva distensión estadounidense-rusa en Siria (y
en Oriente Medio) puede y debe convulsionar la relación de fuerza y las esferas
de influencia, hasta ahora establecidas a expensas de las vidas de los inocentes
sirios e iraquíes y de la destrucción de muchos países de la región a base de
billones de dólares en armas y en contratación de mercenarios sin que nadie se
preguntara por qué los que financiaron-financian este drama no aceptar ni a un
solo de los refugiados sirios o iraquíes.
¡Se acabó de la recreación!
pero siempre queda la ocasión y la oportunidad de olvidar lo que decían de Irán
y su sistema político y presentarse en Teherán con medio millar de empresarios
con las miradas religiosamente respetuosas y una veneración casi sin par.
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