“La
primera victima de la guerra, es la verdad”. La genial constatación de
Rudyard Kipling se ad apta perfectamente
al caso de la tragedia siria y medí oriental en general.
Olga
Rodríguez escribe hoy en “el diario.es”: “La intención no era salvar vidas y
terminar con la guerra siria, sino apostar por el desgaste de las partes, por
el ‘caos constructivo’, por la erosión de los implicados para, una vez más,
poder extraer provecho del pastel de Oriente Medio”.
Exactamente…
el resto son sugerencias y autosugestiones para el consumo, local e internacional.
La intención
tampoco era ni es la libertad, la democracia o derechos humanos. Afortunada o desgraciadamente
(depende de donde se ve) ni Siria es Corea del Norte ni Bachar al-Assad es Kim Jon-un.
Con su tecnología nuclear, el segundo impuso respeto y orden en las ideas. Se le
critica de lejos, “educadamente” y siempre respetando las líneas rojas que ha establecido.
No tiene lo que se pueda robar ni pueda suscitar apetititos y codicias.
Las cosas
lo que son, muchos no van a lograr saciar ni su sed ni su apetito. El pastel de Oriente Medio atrae la atención de muchos otros
y Rusia está para que se quede.
Los argumentos
occidentales sobre Siria y sui régimen ya no convencen a nadie. Muy probablemente
el país necesita un primer mandatario, pero tanto Bachar como quien tendría que
hacerse con el destino del país es y debe ser, como lo dijo en voz alta y en mayúscula
Staffan Di Mistura, representante personal del secretario genera de la ONU “opción exclusivamente del
pueblo sirio y de nadie más”.
Mientras
tanto, casi todas las fuerzas iraquíes publicaban un comunicado en el que advertían contra la presencia
militar americana en este país “porque supondría una ocupación”, según ella. Nadie
puede olvidar ni en Irak ni fuera de él los más de 3 millones de muertos por unas
armas de destrucción masiva que nunca habían existido.
No cabe
duda cada día que pasa más impopular es Estados Unidos y sus aliados en oriente
Medio. Bastante daño han hecho a la nación árabe-musulmana, comprometiendo incluso
la imagen y futuro de sus domésticos regionales.
No. No
habrá “caos constructivo” porque, por un lado no existe, es pura invención del Pentágono
y porque los pueblos de la región van descubriendo quién es su amigo y quién no
lo es.
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