Hace unos instantes damos cuenta aquí en “conacentomarroqui”
del acuerdo de paz rubricado en La Habana entre Colombia (presidente Juan
Manuel Santos) y el líder guerrillero Timoleon Jiménez bajo los auspicios de
Cuba y de Noruega.
Una buena noticia para la paz mundial. La reciente,
aunque aún inconclusa normalización de Cuba y Estados Unidos comienza surtir sus
primeros efectos, afortunadamente muy positivos.
El ejemplo noruego… los que quieren la paz aunque
al otro lado del planeta… y los que alucinan con la guerra como Francia y su
balbuceante presidente cada vez que se trata de la paz en el mundo, proclamándose
a veces como mandatado y elegido por el pueblo sirio, otras como jefe de la oposición
siria, casi siempre contra la paz y los esfuerzos de concordia de los pueblos árabes
a pesar de las decenas de miles de muertos en Siria, Irak o Libia en las que él
y su país asumen la gran parte de la responsabilidad histórica de lo que ha
pasado/pasa en aquellos países.
Noruega se fue hasta Cuba para buscar, encontrar e
impulsar la paz en Colombia.
Francia (su presidente) no cesa de proclamar
incongruencias a pesar de que en Oriente Medio él y su país forman parte del
tercer mundo sin derecho ni poder disuasivo ni de decisión en el curso de los
acontecimientos. Para ello están EEUU y Rusia. Bastan y sobran.
Mientras que los noruegos despliegan enormes
esfuerzos para acercar posturas, reconciliar extremidades y encontrar afinidades
sobre Colombia y su irrazonable conflicto interno, Monsieur François Hollande
declaraba que “el presidente Al Assad podía quedarse hasta la transición”. Todo
indica que tiene un mandato de, tanto del régimen como de la oposición “moderada”
y yihadista. Es él que decide y debe decidir y que todo depende de una de sus olímpicas
meteduras de pata.
Por algo es uno de los más impopulares presidentes
que Francia jamás haya conocido.
Un poco más allá. Concretamente en Alemania la
canciller Ángela Merkel volvía a poner los puntos sobre las ies: “el presidente
Al-Assad debe imperativamente tomar parte en todo proceso de paz en Siria”.
Se trata de una cuestión de soberanía. El 98% de
los sirios y más del 90% de los árabes desconocen quién es François Hollande, a
menos sea por su siniestra obra en Libia y ahora en
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