Era realmente impresionante a más de un título:
Miles de fieles saharauis en un impecable orden y devoción en la M’ssala
(oratorio) de Layun. Sermon del Aid, oración y una presencia que marca su
adhesión a su religión, a su país y a su rey. Marruecos es su país. Su país fue
siempre Marruecos y allí estaban como estaban siempre para rezar y pedir a Dios
que lo preserve.
Apoteósica era la imagen, sublime la intención.
Eran cosas que se dicen solo con gestos y con voluntades. Vistiéndose de gala
para marcar la ocasión, la M’ssala cabia milagrosamente a todos como estas
provincias del sur que caben para todos. Alli habían todos los que eran y eran todos los que estaban. No hay peor ciego
que el que no quiere ver.
Y los votos, las felicitaciones, las
congratulaciones del Aid y los saludos y acoladas. Todos somos hermanos y esta
ocasión como todas las ocasiones so buenas para demostrarlo: jóvenes, ancianos,
pequeños, hombres y mujeres… todos juntos para rezar y para decir al mundo lo
que somos y vamos a ser siempre. El mejor de los referéndums: espontaneo,
natural, transparente y emotivo. Se expresa de mil maneras. Aquella era la
mejor. La comunión entre la cima y la base un acto al que nadie ha llamado ni
invitado. Es la legendaria generosidad sahraui.
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