La prensa americana comienza a
interesare: la cooperación entre Arabia Saudita y Rusia testimonia “nuevas
realidades” en oriente Medio, donde la influencia de Moscú va incrementando.
Esta cooperación coincide con
los sucesivos fracasos de la diplomacia americana.
Para The Hill la negativa del
presidente Barack Obama y otros
dirigentes occidentales de tomar en cuenta las advertencias de RIAD según las
cuales un levantamiento de sanciones contra Irán entrañaría la expansión nuclear
de este ultimo en el Golfo ha inducido a los saudíes a tomar una serie de
medidas unilaterales con el acercamiento a Turquía o a Qatar y reforzar sus
relaciones con Rusia.
Independientemente de las
intenciones y objetivos de los autores de artículos en este sentido, todos
ellos pertenecientes, como Naomi Friedman,
al lobby sionista en Estados Unidos movilizados para oponerse al
recuente acuerdo de Viena sobre el expediente nuclear de Irán, Rusia
supuestamente “aliada de hace mucho tiempo de Siria e Irán” tiene en su punto
de mira la promesa saudita de “invertir hasta 10 000 millones de dólares
en Rusia” a cambio de una promesa de Putin de “hacer su posible para ayudar a
resolver el problema que opone Irán a Arabia Saudita.
Para ello Moscú ha aceptado no
solo proporcionar armas y tecnologías nucleares a RIAD, sino también encargarse
de la mediación en un posible mercado entre Arabia saudita e Irán, según el
cual los saudíes deberán cesar de apoyar a los terroristas en Siria mientras
que Irán cesaría por su parte de “ingerirse” en el conflicto del Yemen.
Según Naomi Friedman citando
la cadena de televisión israelí Chanel One, RIAD ha aceptado inmediatamente
este “acuerdo” mientras que Irán ha pedido tiempo “de reflexión”.
El problema aquí no es el
hecho de las nuevas realidades en
oriente Medio, ni siquiera la pérdida por Estados Unidos de su papel dominante
en la zona mientras que Rusia va ganando influencia, sino la visión que muchos
países medí orientales como justamente Siria e Irán tienen de Rusia y su papel
en la región a través de la historia que solo obedece sus intereses a expensas
de los principios que insinúa defender.
Nadie en el próximo oriente,
menos aun Irán ignoran que Rusia obra en función de una crisis que ha
metamorfoseado su posición respecto a muchos países y respecto a su opción
geopolítico-económica.
En esta visión tanto Moscú
como Teherán se conocen y cada uno de ellos conoce las intenciones, los
objetivos y las finalidades que motivan esta “alianza estratégica”
absolutamente coyuntural. Ambos son concientes del carácter absolutamente
circunstancial de la actual convulsión en la que Washington retrocede para saltar
más.
De hecho las gestiones y las
iniciativas de Rusia desde hace meses en Oriente Medio tienen una temática casi
exclusivamente económica (para encontrar reparaciones a su actual crisis),
dejando lo esencial a Estados Unidos.
Irán no es un bocado fácil. Con
ella se puede ganar mucho. Contra ella se puede perder mucho y el camino hacia Teherán
pasa por Siria.
Comentarios
Publicar un comentario