En voz alta: Sobre los periodistas « especialistas » (depredadores) de Marruecos

Poco antes de comenzar en la residencia real de Ifran una entrevista, el difunto rey Hassan II le dijo cuando el periodista le propuso “echar un vistazo” previamente al cuestionario que lo tenia preparado justamente para esta eventualidad:
 
-         No hace falta. Usted pregunta, que es suyo y yo respondo, que es mío. Además compro muchas cosas… muchas, menos las conciencias (periodistas).
“El hombre – solía recordar el difunto SM. Hassan II- es el estilo” y su estilo, para los que le conocían, era intrínsicamente inconfundible.
Más de 25 años después, el rey Mohamed VI corrobora este estilo, pero esta vez de manera que no debe dejar lugar a dudas de que se trata de un ejemplo, un modelo, una antonomasia y una advertencia a esta, como diría mi buen amigo Abdul Karim Mullor, “buena cantidad de lenguaraces empedernidos que engrosan las listas del periodismo” en Francia, primero pero también en España e incluso en Marruecos.
Con los depredadores Eric Laurent y Catherine Graciet debe cerrarse el episodio de los periodistas y escritores en Francia y también en España que se dedican al chantaje y a la extorsión de las autoridades marroquíes y que muchos de ellos, viven, como pulgas en las divergencia entre Argelia y Marruecos y en las convulsiones de la cuestión del Sahara que ellos alimentan luego se presentan, en Rabat a cobrar para… ¡Vaya Usted a saber qué! Y el caso es que cobran… pero luego, pasado cierto tiempo vuelven a la contienda, viviendo como la suciedad entre las uñas y la carne.
Pues esperemos que la actitud real marroquí en este más que ilustrativo caso de la corrupción moral e intelectual de algunos seudo periodistas chantajistas sirva de modelo y de paradigma para los que se autoproclaman como “especialistas” de la cuestión marroquí cuando, en realidad, son especialistas de sus sobres y sus privilegios…. Es decir puros depredadores.
Muchos (que conozco muy bien) se han cansado de tan delicado y peligroso ejercicio, pero otros (que también conozco y muchos marroquíes conocen) sobreviven y no es, al fin y al cabo, muy difícil adivinar a quién nos referimos.




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