Hoy es el 20 de agosto. Hoy Marruecos
conmemora el aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo. En efecto, del
rey del país y del pueblo… todo el pueblo como debía ser, en principio, y no lo
es: del sur y del norte, del combate para liberarse del yugo colonial francés
en el sur y de la tutela colonial española en el norte, en Sidi Ifni, en
Tarfaya y en el Sahara Occidental marroquí.
Sí. Todo el pueblo marroquí aunque
por ninguna parte, ni en los medios de comunicación públicos ni privados
(presuntamente independientes) ni siquiera en los partidistas aparece, en sus
informativos, programas especiales, crónicas de circunstancia o simplemente artículos
recordatorios del acontecimiento, su historia y su envergadura y alcance, rasgo
de la lucha de liberación y del papel de los norteños en esta lucha de liberación
nacional.
Como si el norte y su gente no
eran más que simples espectadores de esta etapa crucial en nuestra historia contemporánea.
Es incongruente. Más aún: es
alucinante: Revolución del Rey y de parte del pueblo… No. Incoherente. O bien
pecan de ingenuidad o bien tienen una memoria corta… cortísima, casi
descafeinada o selectiva. Nos cuentan una historia amputada. Personalmente me
niego a creer lo que cuentan. La historia es y debe haber sido otra.
En tan poco espacio no voy a
pretender contarles toda la historia de la lucha de la Revolución del Rey y del
norte del país por la liberación, la independencia y la unidad, pero si voy a
recurrir a una breve parte de un capítulo de mi obra literaria “Grito Primal”
que narra lo que podemos considerar, con o sin razón, importante aunque desconocido
episodio de esta lucha de liberación de los combatientes de la libertad del
norte de Marruecos contra la presencia colonial española, aquí y en este caso
sobre el plano diplomático. La importancia del relato histórico consiste
justamente en el hecho de que al norte de Marruecos bajo el protectorado español
las autoridades republicanas proponían nada más y nada menos que la
independencia. Era 1936. Pero marroquíes de pura cepa como eran y fueron siempre
lo rechazaron tajante y categóricamente.
No. Los medios de comunicación marroquíes
no lo cuentan. Contémoslo nosotros:
“Sintió una irresistible
atracción por lo que leía y sobre todo por lo que tenía intuición de descubrir
si sigue leyendo.
- Se refiere al “Ustad”[1][1], pensó Hach Ahmed ben Ali
“Les expliqué,
sigue contando García Oliver en sus memorias) mi plan que escucharon
atentamente y que consistía en que el Comité central de las Milicias, ofreciera
armamento y dinero para desatar una sublevación general en Marruecos contra los
militares de Franco y por la independencia de este[2][2] país”.
“Posteriormente
los marroquíes alegaron que no aceptaban, en estos momentos, la independencia
de Marruecos porque incitaría la codicia y e expansionismo de Italia y de
Alemania”.
- ¡Toma ya! Recalco Hach Ahmed ben Ali, por más
anarquistas que fuesen a los “moros” solo nos encargaran de cargarse a Franco
¡Como si fuera poco!
Colocó el libro
medio abierto sobre la metarba[3][3] y comenzó a “analizar” lo que acababa
de leer.
- Está clarísimo. Su objetivo era usarnos aquí para
frenar a Franco y a los suyos. Luego nos agradecerían y nos pedirían reanudar
el “curso normal. ¡Que independencia y que porra! Torres hizo bien. A esto se
le llama clarividencia.
Marco una breve
pausa y con un rostro que reflejaban el sombro, se dirigió lentamente a un
rincón de la triste habitación donde estaba un olvidado baúl del que saco un
arrugado periódico, comenzando a leer en voz alta como si fuera un recién
adherido a Las Falanges: “El 26 de julio, el coronel Beygbeder, representante
de los golpistas de Tetuán se puso en contacto con Abdelkhalek Torres, a quien
notifico el acuerdo del general Franco para la creación del Partido de la
Reforma Nacional a cambio de que el movimiento nacional se comprometiera a
quedarse neutro en el conflicto entre los nacionalistas y los republicanos
españoles”.
- Neutros… neutros, repetía entre dientes Hach Ahmed
ben Ali. Neutros de qué, si estábamos entre la espada y la pared. ¿Cómo íbamos
a quedarnos neutros si nuestro país estaba bajo tutela extranjera y que este
extranjero comenzaba a conocer lo que nos hizo padecer durante lustros.
Volvió a cerrar
los ojos antes de proclamar solemnemente: “Cualquier entienda esto” y
convergiendo su mirada hacia el cielo continuo diciendo: “Te dije que no
comprendía nada y que lo mejor para mi es no comprender nada. Pero tú,
insististe tanto que, sin calcular sus nefastas consecuencias, me encontré en
medio de un océano… océano de la política. Que Dios te Perdone, Marta que han
hecho de mi un político. ¡Qué más da!
Hach Ahmed ben
Ali comenzaba a comprender aquello que le decía Marta “no todo lo que brilla es
oro” o “todos los colonialismo son iguales”. Comenzaba a comprender lo que
significaba el profundo sentido de independencia, de la libertad, de la
autodeterminación y de sentirse amo de si mismo y de su destino. Comenzaba a
comprender lo que Marta llamaba “un colonialismo subdesarrollado” o los “líderes
que se merecen estatuas de estiércol”. Comenzó a preguntarse ¿Pero, Dios mío,
quién era nacionalista y quién era colaborador? ¿Cuál hubiera sido el mejor
destino de este país? ¿Por qué unos nos incitaban a combatir por ellos y otros
a ser neutros en su combate?
Hach Ahmed ben
Ali recogió su arrugado papel que le había “prestado” un día Marta. Se quedó
pensando un instante antes de volver a bucear en los escombros del viejo baúl,
sacando una octavilla. Se acero de nuevo a la vela y comenzó a descifrar las,
para él excesivamente politizadas líneas:
Eran las
memorias de Abdelkhalek Torres, otro regalo de Marta. Estaban fechadas en el 22
de noviembre de 1935: “Durante nuestros contactos, leía en voz entrecortada
Hach Ahmed ben Ali lo que escribía Torres, tanto en Barcelona como en Madrid
con los altos cargos republicanos no hemos vislumbrado absolutamente ninguna
disposición a satisfacer nuestras reivindicaciones por temor a consecuencias en
sus relaciones con Francia”.
- ¡Será posible! Soltó Hach Ahmed ben Ali antes de
calmarse y recalcar: “igual tiene razón”.
El
primero de febrero de 1936 fue anunciada la creación de la Coalición de Acción
Nacional en el Norte de Marruecos.
Desde entonces
nadie volvió a preguntarse si tenía o no razón… pero Hach Ahmed Ben Ali volvía
a escuchar muy a menudo la voz tranquila, casi irónica de marta repitiendo: “Mi
compromiso es con la iglesia y con la cruz. Lo tuyo, Hach, es con tu país y con
tu pueblo…”.
Hasta aquí el capítulo
de “Grito Primal”. No obstante, los detalles de la crónica histórica de este acontecimiento
son, como la cuenta el historiador Abel Paz son como sigue:
En el mes de septiembre de 1936 una delegación del
Comité de Acción Marroquí (CAM), representando a diferentes sensibilidades del
movimiento nacionalista de Marruecos se traslada a Barcelona donde suscribe un
acuerdo con el Comité Central de Milicias Antifascistas (integrado por todas
las organizaciones obreras y de izquierdas de Catalunya: CNT-FAI, UGT, ERC,
POUM y las organizaciones socialistas y nacionalistas que luego constituyeron
el PSUC). Este acuerdo es rubricado por el Gobierno de la Generalitat,
encabezado por Companys. Según los términos del acuerdo firmado, los
nacionalistas marroquíes se comprometían a sublevar la cábilas norteñas del
protectorado español, contra los golpistas, a cambio de que la República
reconociera una autonomía similar a la que disfrutaba Catalunya y se les
garantizara que Francia no iba a actuar contra ellos.
Este hecho, el del acuerdo entre el CAM y el Comité de Milicias de Catalunya, de haber podido materializarse y oficializarse a nivel nacional, podría haber tenido una trascendencia vital para el transcurso de la GCE. Marruecos fue la base militar desde donde se preparó el golpe, desde donde se organizó el envío de tropas, que eran, de todo el ejército español, las que estaban más curtidas en el campo de batalla, Todo ello fue posible, evidentemente, gracias a la ayuda logística de los gobiernos alemán e italiano.
Este hecho, el del acuerdo entre el CAM y el Comité de Milicias de Catalunya, de haber podido materializarse y oficializarse a nivel nacional, podría haber tenido una trascendencia vital para el transcurso de la GCE. Marruecos fue la base militar desde donde se preparó el golpe, desde donde se organizó el envío de tropas, que eran, de todo el ejército español, las que estaban más curtidas en el campo de batalla, Todo ello fue posible, evidentemente, gracias a la ayuda logística de los gobiernos alemán e italiano.
-Profesor como llamaban los tetuaníes a Abdelkhalek
Torres.
- Marruecos.
Sofá tradicional marroquí.
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