Lunes
24 de agosto del 2015. Tercer día de la campaña electoral, marcado por la irrupción
de lo que podríamos llamar la “publicidad política”. Una primicia en Marruecos
en la que el partido del progreso y Socialismo compra espacios (en este caso en
Express) para su publicidad (campaña electoral). Otros partidos seguirán. Unos más
inteligentes que otros, tratarán de identificar la atracción electoral y el
efecto e impacto en las masas destinatarias.
Es el
marketing electoral… siempre y cuando se respete las pautas de la honestidad política
y la ley de competencia en materia electoral.
Sigo
a casi todas las campañas electorales de todos los partidos. Ninguno se ha
atrevido a explicar el significado y el alcance del último discurso real
respecto a los próximos comicios. Los programas, a excepción de muy pocos, se
parecen y se confunden: mismos slogan, misma terminología y misma bla…bla…bla.
En la
otra acera (la del electorado, los votantes) ninguna reacción. Ninguna asociación
para aconsejar, orientar, advertir y denunciar, como si la sociedad civil marroquí
es solo los partidos políticos. Nadie ha querido explicar las líneas maestras
del discurso real al respecto. Hasta en bodas (que no es nuevo) como fue el
caso el sábado en Temara hay campanas electorales, torpes, eso si, miopes y simbólicas
de tiempos que no quieren transcurrir.
A excepción
del PPS y sus “anuncios publicitarios” ninguna nueva idea, a pesar de una
voluntad manifiesta de algunos partidos de “ira hasta donde lleguen” para ganar
estas elecciones. Lo que es grave porque no descartan las irregularidades.
En síntesis:
Muchos marroquíes esperan que las próximas elecciones sean un punto de inflexión
en la función electoral del país que distinga entre un verdadero partido político
y un impostor.
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