A menos de 5 días del
escrutinio para las comunales y regionales, contraria y lógicamente a lo que debía
ocurrir, el interés por las elecciones presenta las extrañas características de
unas coordenadas decrecientes en una función de desconfianza y parquedad.
Ante esta situación anormal
en los anales electorales de Marruecos, los partidos y sus candidatos comienzan
a dar signos de cansancio…casi de resignación.
Es como si todos los
argumentos y las estrategias en las campañas electorales agotaran sus recursos
y que todos los partidos se mostrasen profundamente decepcionados por tanto
repetir los mismos slogans que nadie toma en serio… muy a menudo, nadie
escucha.
El limitado alcance de
los discursos electorales y la redundancia de las promesas y compromisos
ilustran elocuentemente el nivel y los posibles comportamientos de los
candidatos que los evocan, vuelven a evocar y abusan de evocarlos.
Internet y más
concretamente Facebook siguen siendo el mejor escenario de las “contiendas”
electorales. No obstante, esto exigía un lenguaje diferente y una visión muy
especial de síntesis y de resumen. La inmensa mayoría de los candidatos que
optaron por las redes sociales conocen muy poco sus técnicas y sus tácticas con
vistas a mejores resultados. Total: es aburrido, casi ridículo.
Poco convincentes,
exagerados hasta el surrealismo e imprecisos en sus exposiciones. Da la impresión
de que toman a los electores de inmaduros y no vacunados.
Dicen, prometen y se
comprometen a/lo que sea.
Mientras tanto los marroquíes,
a excepción de los que han obtenido una hora y una camiseta o han sido huéspedes
en comidas colectivas sin razón y sin motivo, vuelven a pensar en la fiesta del
Borrego y en la entrada escolar que está a la vuelta de la esquina.
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