Cinco lugares sorprendentemente buenos para ser mujer David Kenner y Uri Friedman (Esglobal)



Siempre estamos oyendo lo estupendo que resulta ser mujer en Suecia, ¿pero qué pasa con Sudáfrica, España y Cuba?
Cuando pensamos en los mejores lugares del mundo para ser mujer, Europa del Norte es lo que primero que habitualmente viene a la cabeza. Y es cierto que países como Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia son perennes pesos pesados en los ránkings de igualdad entre géneros. Suecia, por el amor de dios, ofrece a las mujeres (vale, también a los hombres) 480 días de baja de maternidad pagada —a un 80% del sueldo— que pueden tomarse en cualquier momento hasta que el niño cumpla los ocho años. Pero el panorama es más diverso de lo que uno podría pensar. Como señaló recientemente el Independent, Ruanda es la única nación del planeta en la que las mujeres constituyen mayoría en el Parlamento, mientras que Burundi es el único país en el que tienen una participación más alta en el mercado de trabajo (un 92% de la población femenina en edad de trabajar) que los hombres (un 88%).
Por supuesto, queda todavía una gran labor por delante para lograr una mayor igualdad de género. Las mujeres, señala Oxfam, ganan solo un 20% de los ingresos del mundo, pero suman dos tercios de las horas de trabajo a nivel global. Poseen un mero 14% de los escaños parlamentarios del mundo (vea esta magnífica visualización de las mujeres en la política) y suponen más de dos tercios de los 1.300 millones de personas que viven en la extrema pobreza por todo el planeta.
No obstante en el ránking de 2011 del Foro Económico Mundial (WEF) que clasificaba a los países por las diferencias económicas, educativas, sanitarias y políticas entre hombres y mujeres también emergen un puñado de países que lo están haciendo sorprendentemente bien cuando se trata de estrechar las disparidades de género. Estos son los cinco que nos han llamado la atención.
FILIPINAS
AFP/Getty Images
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No solo aparece la octava en la lista general del WEF, sino que además se sitúa la primera en “logros en educación” y “salud y supervivencia”, y fue el único país asiático que disminuyó las diferencias de género en esas categorías en 2011. Recientemente, el Senado filipino aprobó una ley dirigida a acabar con la discriminación de género en el lugar de trabajo. Una “Carta Magna de las mujeres” de 2009 promete que el Estado “proporcionará los mecanismos necesarios para hacer cumplir y garantizar la realización de los derechos de las mujeres”.
Los temas relacionados con el embarazo, no obstante, siguen siendo polémicos entre los filipinos, el 80% de los cuales son católicos. El aborto es ilegal, y el acceso a métodos anticonceptivos no está extendido. El Banco Mundial calcula que el 20% de las mujeres filipinas que quiere utilizar anticonceptivos no puede obtenerlos.

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