Las primeras incursiones de la
aviación turca contra, según Ankara, las hordas de Dae’sh en el norte y en el
este de Siria, marcan un giro en la
estrategia del gobierno de Erdogan, responsable directo e innegable del actual
caos en su vecino sirio. Pero, al atacar asimismo (y quizás incluso, sobre
todo) a los kurdos del PKK, el régimen turco juega su supervivencia.
Desde su última derrota
electoral, el PJD turco busca el medio de recuperar su popularidad, hecha
pedazos, por su implicación, como acabamos de decir, directa en el conflicto
sirio a través de su organización del flujo de los mercenarios extranjeros, que
atravesaban el territorio turco como si se trasladaran a una playa en sus países.
Ankara y más concretamente
Erdogan siempre ha estimado y así lo ilustraba cabalmente su comportamiento y
el de su gobierno y su ejercito, innecesario combatir a Dae’sh o cualquier otro
grupo terrorista en Siria o en Irak. Al contrario, acariciaba la posibilidad de
que, como sucedió en Ain Al Arab o Kobané, que los enfrentamientos entre las
hordas de Abi Bakr Al-Bagdadi acabaran con las pretensiones y los sueños kurdos
en Siria y posteriormente en Irak?
Sueños sin días siguientes porque rápidamente se dio
cuenta de que el avance kurdo era, en sus estrechos cálculos, infinitamente más
peligroso que Dae’sh y todos los dae’shis juntos.
De tal modo que no parece
haber bastado una interminable temporada de peregrinación terrorista a través
de los aeropuertos y puertos turcos y de allí con destino a Siria, ni las
transferencias y giros bancarios que transitan de Siria y de Irak procedentes
de los terroristas en bancos turcos… ni siquiera el sueño de destruir los puertos
y aeropuertos sirios y apoderarse de su actividad económica…
En 5 años de guerra en Siria Turquía
no ha podido acapararse de ninguna actividad económica o comercial sirias.
De esta forma, la reciente
derrota electoral le pasa factura y fractura a Erdogan y a los suyos, creando
una nueva situación en Turquía que no se había previsto ni a la que se había
preparado.
En esta óptica de derrota y de
incertidumbre, la mejor solución es la vuelta a los tiempos de la creación de
enemigos exteriores. El PKK está aun allí y Dae’sh un argumento pero en las
actuales circunstancias seria un suicidio.
Ankara acaba de estrenar un
ciclo infernal en el que, como en Siria, Irak o Libia está prohibido diagnosticar
o prever.
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