¡Un alivio!... suspiro de satisfacción
y de locura: “Las relaciones van, desde ahora en adelante a reanudarse y el
lenguaje diplomático, que tiene sus sutilidades, muestra también que España,
que había intentado durante esta crisis sustituir a Marruecos, volverá a su verdadera
posición… y bla…bla…bla”.
¡Congruencia, cuantas barbaridades
se dice en tu nombre!
El insensato “análisis” es
curioso… roza la gravedad.
Ni Francia ni su prensa ni los
franceses han visto lo que han visto los “mas franceses que los franceses”: “En
su discurso del Trono del 30 de julio, el rey Mohamed VI ha hablado de refuerzo
de ‘partenariado excepcional con Francia en colaboración con su Excelencia el
presidente François Hollande” pero con España, según el “articulo” afirmó (el
soberano ) querer “solo” “hacer prevalecer los lazos de amistad con Su Majestad
el rey Felipe VI para reforzar las relaciones de cooperación y de buena
vecindad con España”.
Luego, en un ejercicio de riendas sueltas a la imaginacion y a la ignorancia del prorocolo del pais, hace comparaciones con Wissams (Condecioraciones) reales a los embajadores de Francia y de Espana.
No. Su Majestad el rey no ha
dicho ni insinuado esto. Francia es un gran amigo de Marruecos. Importante,
excepcional y casi trascendental. España también es un gran amigo de Marruecos
excepcional y, debido a la vecindad y a los intereses estratégicos del reino
también trascendental. Pero los hay que no tienen ojos más que para
convergerlos hacia la embajada de Francia en Rabat.
Lean la enigmática conclusión:
“Con Francia, el partenariado es de “excepción” mientras que con Madrid, se
quedará en el estado de la cooperación y de la buena vecindad.
Un sobresalto de indebida satisfacción
y una indelicadeza que no honora ni a Marruecos ni a su rey ni a sus usos y
costumbres. Sin embargo el rey, eso si que lo dijo, nos aconsejó a todos: "No
permitas a ningún extranjero que te dé lecciones sobre tu religión, ni aceptes
seguir ritos o doctrinas provenientes del este, el oeste, el norte o el
sur".
O sea: evitar los comentarios frívolos,
fruto de un contagio mal asimilado, mal digerido y peor expresado.
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