Marruecos/Discurso del Trono: El método de un rey ciudadano: “Ni norte ni sur ni este ni oeste”

"No permitas a ningún extranjero que te dé lecciones sobre tu religión, ni aceptes seguir ritos o doctrinas provenientes del este, el oeste, el norte o el sur".
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Se equivocan los que han visto o interpretado esta parte del discurso real del Trono de hoy (jueves 30-7) una alusión exclusiva al salafismo y al yihadismo.
Pese a su carácter preciso y conciso, el mensaje real es global: ni norte ni sur, ni oeste ni oeste. Aquí no se trata exclusivamente del salafismo yihadista, sino también, quizás sobre todo de que los marroquíes no se dejen influir por doctrinas, dogmas o ritos, pero también ideas, valores morales o políticos e ideologías extranjeras. Marruecos es Marruecos, su historia y su civilización milenaria es lo que es y el mundo y su historia y su civilización es otra cosa.
Ahora bien ¿Se debe esperar un discurso real para adoptar esta sana posición?
En principio el papel fundamental de los mil y un partido políticos nacionales consiste en esto: orientar y encuadrar a los militantes (a los marroquíes en general). ¿Lo han hecho/hacen? Lamentablemente se debe constatar ante la deriva que emprende la juventud marroquí (y los que son menos jóvenes) con más de 1350 marroquíes que se olvidaron de la cultura de tolerancia, del perdón y de la moderación de su rito malikita, optando por una causa ajena e injusta, muriendo por la impostura envuelta en religión y en apetitos geopolíticos y estratégicos. Pero también con ideas y concepciones que ni encajan ni pueden encajar con nuestros intrínsicos valores morales y religiosos que hicieron la gloria y la grandeza de este país.
Ni norte ni sur ni este ni oeste. Marruecos y su inconfundible historia basta y sobra. Francia, España, estados Unidos, pero también Rusia, China y todo el mundo. Marruecos fue una encrucijada de civilizaciones y de políticas de distensión. Así debe ser y seguir siendo: original, auténtico, abierto y modernista. No alineado, no satélite de nadie y señor y dueño de su destino. Esta es su inestimable riqueza y este es su inigualable reto, su referencial nacional  y esta es su apuesta por el bienestar y la prosperidad de sus ciudadanos.

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