Cinco muchachas, entre ellas dos menores han
comparecido ante el ministerio fiscal de Reims después de maltratar
violentamente el miércoles pasado a una joven de 20 años que se bronceaba en
bañador en el parque Leo-Lagrange de Reims con dos de sus amigas.
“Nada prohíbe broncearse en un parque público… a
condición de no caer en una ‘exhibición sexual’”. La abstracta definición del
“derecho” de broncearse semi desnuda en pleno centro de la ciudad es de L’OBS y
también de la ley francesa al respecto siempre y cuando, según esta ley, que
esta “exhibición” “no llegue a imponerse a la vista del
prójimo en un lugar accesible a las miradas públicas” ( articulo 222-32
del código penal francés que castiga con un año de prisión y una multa de
15 000 euros a los infractores) y que resumen la polémica suscitada por la
agresión verbal y la “exhibición sexual” de la joven.
Así las cosas, el delito “atentado al pudor” no
existe en Francia desde 1994 pero sí en caso de dejar al descubierto las partes
genitales y el pecho.
Todo es relativo… Si es así en Francia ¿Cómo
debería ser en países que no son franceses, que tienen sus milenarias
especificidades de todo orden y sus usos y costumbres?
Incluso en Francia la, poco clara, ley al
respecto, puede ser adaptada a los imperativos morales a través de una decisión
municipal, que según su alcalde, Reims no es el caso: “No hemos reglamentado
específicamente para Reims el vestida de nuestros conciudadanos”, dijo antes de
puntualizar “en los parques , se exige un vestido decente, conforme a las buenas
tradiciones y al orden publico”.
Sí, pero en Francia… en Marruecos por ejemplo,
aun no hemos llegado ni nos gustaría llegar a este grado de indecencia.
Hasta en Paris, por ejemplo se tolera el bikini
pero no en todas partes de la capital, sino exclusivamente en el lado de
Paris-playas, al bordo del Seine y en la cuenca de la Villette. En los
parques, la reglamentación general de los jardines y bosques especifica que “el
público debe conservar un vestido y un comportamiento decentes y conformes al
orden publico”
El Jardín de Luxemburgo por ejemplo, bajo la
tutela del Senado precisa que “la entrada o la estancia en el Jardin están
prohibidas a toda persona con un vestido indecente”.
De hecho en muchos balnearios franceses se evocan
“tranquilidad publica” o “ decencia” o la voluntad de mantener una buena imagen
de la ciudad donde se considera que los vestidos ligeros son “poco compatibles
con la reputación de una estación turística clasificada”. Las sanciones al
respecto van desde una simple advertencia verbal hasta una multa de primera
clase (38 euros).
En Mónaco en la reglamentación local tampoco está permitido pasearse en vía pública en bañador.
En Mónaco en la reglamentación local tampoco está permitido pasearse en vía pública en bañador.
¿Y nosotros que no somos no podemos ser Francia
ni franceses?
¡Otro cantar…!
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