En abril pasado, a través de un correo de una asociación
local (marroquí), el presidente francés, François Hollande transmite la demanda
de reparación a su secretario de Estado de los Ex combatientes, dependiente del
ministerio galo de defensa, pidiéndole investigar sobre este periodo y las
armas que habían sido utilizadas contra la población rifeña marroquí.
El pasado día 16 el rey Felipe VI de España
recibe una carta en este sentido que le dirigió una asociación rifeña, que Casa
real española transmite al ministerio de asuntos exteriores, pidiéndole, según la
agencia EFE, una revisión de textos históricos para reconocer esta
responsabilidad y, de una manera más directa, acordar una ayuda material para
la financiación de hospitales en la región (Nador y Husseima) para tratar y
curar a las personas que, supuestamente, hayan heredado problemas de salud
debido a aquellos bombardeos”.
Comienzo del sentido común en España y indicios de
una inflexión en este delicado expediente. Se ha necesitado un infatigable
activismo de muchas asociaciones para que los dos países (España y Francia)
consintieran o casi volver a abrir este triste episodio de la guerra del Rif (1921-1926)
cuando sus respectivos ejércitos, vencidos por Abdelkrim Al Khattabi en 1921, 500
aviones españoles y franceses recurrieron lanzaron unas 400 toneladas de
toneladas de gas químico contra el Rif.
Un siglo después, las consecuencias se han sentir
hasta hoy y los dos países aceptan, finalmente, pedir profundas investigaciones
al respecto.
Con el argumento de que el 80% de los adultos y
la mitad de los niños curados en el hospital de oncología de Rabat son oriundos
del Rif y serian descendientes de personas contaminadas por el gas toxico
lanzado por la aviación conjunta franco-española en 1921, desde hace años,
muchas asociaciones se han levantado pidiendo reparaciones a España y a
Francia.
Otros militantes atraen la atención sobre una
posible degradación del medioambiente a raíz de la agresión química durante
esta guerra, que, de probarse seria la primera de su género en la historia de
la humanidad.
Para las asociaciones demandantes se trata, sobre
todo de un reconocimiento oficial de lo que hoy por hoy es considerado como un
crimen de guerra. Es decir la utilización prohibida durante operaciones de
combate. En este sentido, las primeras reacciones del presidente Hollande y del
rey Felipe VI son un primer paso hacia este exigido reconocimiento. No
obstante, hace falta un texto oficial a lo que aun no se ha llegado a obtener…
hasta ahora.
Luego las reparaciones que deberían tomar la
forma de una acción material, como la construcción de hospitales para curar y
tratar a los casos de cáncer diagnosticados y que se deberían a las “herencias”
genéticas de las poblaciones de sus entornos contaminados y de una acción
técnica para tratar los suelos. Las
nefastas consecuencias sobre el medio ambiente ha transformado las localidades,
oasis antes en rocas áridas sin contar la deforestación y el agotamiento
prematuro de los suelos que ha ocasionado una serie de efectos mecánicos sobre
los ecosistemas de la región del Rif.
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