“Por cierto que tu Señor decretó que dejases tu hogar con
un verdadero motivo, a pesar de que un grupo de creyentes se oponía a ello. Te
discuten sobre el verdadero motivo luego de habérseles evidenciado como si supieran que son arriados hacia la
muerte”. (Al Anfal, Los Botines, versículos 5 y 6).
Mientras que antes de la Hégira, Dios ha prohibido a
los musulmanes hacer la guerra a los politeístas así como durante el primer año
de la hégira.
Durante el segundo año, el
número de expediciones y regimientos subió para alcanzar dieciocho. En el
capitulo de hoy vamos a evocar la gran batalla de Badr.
Esta batalla decisiva reviste
una gran importancia en la historia del islam. Figura en el Corán con el nombre
del día del discernimiento en el que se distinguió a los hombres justos de los
incrédulos. Los politeístas y los creyentes en la Unicidad de Dios. Antes
de llegar este día, los dos lados procedieron a una serie de acontecimientos y
de preparativos.
Los Quraish habían iniciado preparativos a grande
escala para atacar a La
Medina. La caravana de comercio que había ido a Siria ese año
liderada por Abu Sufyan estaba equipada extraordinariamente. Todos los
Quraishitas colocaron todos sus ahorros en esa caravana, y se decidió que
cualquiera que fuese la ganancia ese año, no se le daría a los comerciantes
sino que se invertiría en armas, caballos, y otros elementos de guerra para
combatir a los Musulmanes de La
Medina.
Estas noticias causaron preocupación en La Medina. Habían
llegado a Badr (A 200 millas de La
Meca y 80 millas de La Medina).
Fue así como acamparon en arroyo de Badr.
Había dos alternativas ante los musulmanes en La Medina: o salvarse de ser
arroyados por los Mequinenses con todos los recursos que traían de Siria o
atacar la caravana Quraishita que regresaba de Siria cargada de riquezas.
Fue la primera batalla de los Quraishitas y los
musulmanes. El ejército Mequinense tenia el control del arroyo de Badr, y su campamento
se encontraba en tierra firme. Al contrario, los Musulmanes estaban lejos del
arroyo y tenían dificultad para hallar agua. Dios los ayudó enviando la lluvia
para proveerlos con suficiente agua para sus necesidades.
Con un equipo no bien armado y casi débil de 313
personas, contando entre ellos solamente 2 caballos y setenta camellos, el
Profeta se dirigió hacia Badr, a casi 80 millas de La Medina, para encontrarse
con el ejército Mequinense. Las fuerzas se encontraron el 17 de Ramadán, en el
Segundo Año de la Hégira
(625 d.C.).
Los musulmanes se impusieron y los Mequineneses
fueron derrotados, dejando setenta muertos, incluyendo un número de sus Jefes
más distinguidos. Fue la primera guerra y otros 70 fueron hechos prisioneros.
Los musulmanes perdieron a 14 hombres.
La
Batalla de Badr fue
excepcional en más de una forma. Demostró la gran devoción de los discípulos a la Causa y su total fe en el
Profeta (SAS) y su misión. Frente a ellos en las filas Mequineneses había
muchos de sus familiares cercanos, sus propios padres, tíos o hijos.
La batalla de Badr tuvo consecuencias
trascendentales. Hasta entonces, los musulmanes eran un grupo acosado que
evitaba cualquier conflicto al máximo. Esta victoria les dio confianza en su
fuerza física. Ahora podían enfrentarse a cualquier fuerza. Pronto fueron
reconocidos como una fuerza con la cual se tenía que contar y las pequeñas
tribus fueron advertidas para que unieran fuerzas en contra de ellos. Esta
victoria le dio un gran golpe al prestigio de Quraish.
La ignominia de la derrota tornó más amargos y
furiosos a los Mequinenses y el grito de “Venganza” estaba en los labios de
todos.
Pero el Islam, a raíz de esta gran batalla,
estrenaba era.
Mañana, tratado de Hudaybiya y el
Pacto de Ridwan.
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