"y
mientras lo había visto ya en una aparición anterior, cerca del cielo arbusto,
no lejos del jardín de estancias de los afortunados, mientras un velo
indefinible cubría el cielo robusto". Las miradas del Profeta ni se han
desviado ni sobrepasaron la medida”. (An-Najm, Versículo. 13-17).
El viaje nocturno y la ascensión al cielo del Mensajero de
Allah (SAS) constituyen un obsequio con que Dios Todopoderoso ha honrado a su
Mensajero. Este milagro divino ocurrió en el año diez de la Misión profética y fue
acordado por el Señor en tanto que recompensa por las calamidades y
sufrimientos que ha sufrido el Amado de Dios. El Profeta (SAS) acababa de pasar
tres años de boicoteo y aislamiento en
el que había sufrido el hambre y las privaciones. Además, acababa de perder a
su tío, que era su aliado y su esposa Khadija, madre de los creyentes. Luego
fue la decepción de Taif. A raíz de todo este sufrimiento, el Todopoderoso
quiso elevar y acercar a Él a su amado para recompensarlo.
“Al-Isrâe”, el viaje nocturno, comenzó en la casa de Oum Hânie de donde el Amado de Dios fue a la santa Mezquita, entre “Al-Hij” y “Al-Hatim”.
Fue en este lugar donde su pecho abierto, su corazón arrancado y lavado con el agua bendita de Zamzam. Luego se trajo un recipiente celestial; el corazón del Profeta se llenó con las virtudes contenidas en el recipiente celestial luego vuelto a su lugar. Una montura - “Al-Bouraq” - que es un animal más pequeño que una mula y mayor que un asno; la montó en dirección de Jerusalén, lo ató al anillo de la puerta de la Mezquita y entró para rezar. Luego, vio escaleras que enlazan la tierra con el cielo, las subió en compañía de su hermano del Mensaje, Gabriel, que la salvación sea sobre él llegando ambos al primer cielo.
Gabriel pidió el permiso para entrar.
De este
modo, de cielo en cielo, alcanzaron el séptimo cielo. En cada cielo encontraban
Ángeles y Profetas: En el primer cielo, vieron a Adán, la salvación sea sobre
él; en el segundo había Juan y Jesús, que la salvación sean con ellos, que eran
primos maternos. En el tercer cielo, vieron a José, que la salvación sea sobre
él; En el cuarto había Iris, la salvación sea sobre él; en el quinto, Hâroun,
que la salvación sea sobre él; En el sexto cielo encontró a Moisés, que la
salvación sea sobre él; mientras que a Abraham, que la salvación sea con él se
encontraba en el séptimo cielo.
En cada
cielo se le daba efusivamente la bienvenida hasta el punto de que su corazón se
alegró. luego fue elevado hacia el cielo arbusto que marca los límites del
cielo cuyas hojas parecían orejas de elefante y las frutas a las jarras de
Hajar, este cielo arbusto llevaba efectos muy importantes, de diferentes
colores, en los que se encontraban los Ángeles como los cuervos en un árbol,
cubierto de oro y de la luz del Señor. Vio en este lugar a Gabriel, la
salvación sea sobre él, con seiscientas alas y cuya que distancia entre cada
par de alas era como el que separa el cielo de la tierra.
Se inmovilizó, observando el lugar que se le designó sin mirar más lejos lo que es el grado más sublime de la cortesía. A continuación, se le hizo subir la casa poblada en la que entraban diariamente setenta mil ángeles.
Se le sirvieron tres copas: una contenía vino, la segunda, leche y en la tercera había leche. Tomó la leche. Se le dijo entonces: “Es innato en ti y en tu nación”.
A continuación, fue elevado hasta que alcanzó el nivel donde oyó el chirrido de las plumas. Es allí donde el Señor Todopoderoso Se Acercó de Él y le habló muy bajo sin poder, no obstante, verlo ya que era una luz.
Fue en el curso de
este milagroso viaje cuando el Señor le impuso, así como a todos los musulmanes, las cinco oraciones escritas. Inicialmente, el número de los rezos impuestos era de cincuenta rezos;
en su camino de vuelta, el Profeta que la salvación y la bendición de Dios sean sobre él, se encontró con Moisés, que la salvación de Dios sea sobre él. Le contó lo
que había
pasado. - “Pide al Señor reducirte el número de los rezos”, le aconsejó.
Moisés ya había intentado ya con el pueblo de Israel pero no tuvieron la voluntad ni la convicción necesarias.
Temió pues que la comunidad de Mohammad obrase como los suyos. El Profeta (SAS) siguió implorando al Señor hasta que redujo el número de los rezos a cinco.
El Profeta (SAS) descendió a continuación acompañado por Gabriel, que la salvación sea sobre él, en Jerusalén. Gabriel le explicó entonces las modalidades y los horarios de los rezos prescritos.
Los Profetas descendieron para acompañarlo a la Mezquita de AL Aqsa donde rezaron la oración de la mañana. A continuación, montó en Al-Bourâq que había atado al anillo de la puerta, regresando a la Meca.
Al día siguiente, el corazón ligero, confiado, el Profeta (SAS) volvió a encontrar la serenidad y la confianza que fue el fruto de este bendito viaje al Alto Reino donde vio con sus propios ojos, lo que se le contaba y revelaba puesto que ver no es oír.
Los Profetas descendieron para acompañarlo a la Mezquita de AL Aqsa donde rezaron la oración de la mañana. A continuación, montó en Al-Bourâq que había atado al anillo de la puerta, regresando a la Meca.
Al día siguiente, el corazón ligero, confiado, el Profeta (SAS) volvió a encontrar la serenidad y la confianza que fue el fruto de este bendito viaje al Alto Reino donde vio con sus propios ojos, lo que se le contaba y revelaba puesto que ver no es oír.
(Despedida):
Hasta aquí
este tercer episodio de nuestra serie: “Mohammad Sello de la profecía”. Mañana
hablaremos de la expansión de la nueva religión hacia el exterior de la Meca.
Muchas
gracias por su atención y hasta mañanean. Más allá de La Meca.
(Cortesía de
Canal Córdoba Internacional)
Mañana: Episodio 5: Más allá de la Meca
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