Era el año 619, el décimo de la revelación. Para el Mensajero de Allah (SAS) se trataba del año de los dolores: Abu Talib, su tío que le había defendido y apoyado siempre, cualquiera que eran las consecuencias murió. Este triste acontecimiento fue seguido por el fallecimiento de su esposa Jadiyah a la que tanto amaba.
Después de la irreparable pérdida de estas dos personas tan importantes para el Profeta (SAS) los politeístas creyeron que se quedaría destrozado para siempre.
Se equivocaron. La voluntad de Allah, Exaltado Sea, ha causado los acontecimientos en otro curso.
La crisis del boicoteo finalizó después de tres años, otra desdicha azotó al Profeta: la muerte de Abou Talib, el tío que lo apoyaba y defendía y el bastión que lo protegía. Esta desgracia fue seguida por otra, que era la muerte de Khadija, la madre de los creyentes, que era su refugio después del Señor, que lo tranquilizaba cuando se inquietaba, que le hacía compañía cuando se encontraba abandonado, le hablaba amablemente cuando se cansaba y le daba sabios consejos cuando se encontraba preocupado.
Abu Talib cayó enfermo. Cuando
los infieles de Qoraïche se enteraron de su enfermedad, fueron a pedirle
negociar con su sobrino con la esperanza de llegar a un acuerdo con él antes de
la muerte de su tío. Envió a buscar al Profeta (SAS) y le dijo: «mi sobrino,
los notables de tu pueblo se reunieron para entablar negociaciones».
El Mensajero de Dios (SAS)
respondió:
-"Sí. Os doy una sola
palabra que os permitirá dominar a los árabes y por la cual los extranjeros se
someterán a vosotros»."
- “Entonces, danos diez palabras contestó Abou Jahl.
“Decid”, añadió el Profeta, “no hay más Dios que Dios y que abandonéis la adoración de otro que no fuera Él”.
Las personas reunidas aplaudieron, diciendo:
“Decid”, añadió el Profeta, “no hay más Dios que Dios y que abandonéis la adoración de otro que no fuera Él”.
Las personas reunidas aplaudieron, diciendo:
¿- “Mohammad, quieres reunir a los dioses en uno sólo?
Eres realmente extraño.”
Luego dijeron: “Este hombre no puede daros lo que buscáis, váyanse pues y permanecen en la religión de vuestros antepasados hasta que el Señor intervenga entre vosotros y él.”
El estado de Abu Talib se
empeoró, el Profeta (SAS) lo visitó encontrando en su casa a algunos
politeístas.
Propuso a su tío reconocer la Unicidad del Señor. Abou Talib observó a los notables que se encontraban en su casa. Abou Talib falleció;
Apesadumbrado, el Profeta (SAS) prometió pedir al Señor perdonar a su tío salvo si se Lo prohíbe.
Dios Todopoderoso reveló entonces:
“No incumbe al Profeta y a los creyentes implorar el perdón en favor de los idolatras, aunque fueran parientes mientras que les resultó claramente que son gente del Infierno” (Attaouba, versículo. 113).
Cincuenta días después de la muerte de Abou Talib, la madre de los creyentes, Khadija (BDSE) falleció. Toda una serie de desdichas se sucedieron en la vida del Mensajero de Dios. La aflicción fue inmensa, la tristeza fue profunda; el Amado perdió a su tío, que era su protector,
luego a su esposa que
era su confidente.
Se encontró solo y desamparado
lo que alentó a los politeístas a duplicar sus esfuerzos contra el Profeta
(SAS), atreviéndose a empujar su agresión hasta
ensuciar el Interior de su casa. Subieron a la cocina y rompieron los
utensilios.
El tío, el poderoso apoyo del
Profeta salallahou alayhi wa salam, murió seguido por Khadija radihallahou anha
que le aliviaba en los momentos de soledad, lo tranquilizaba cuando se
encontraba inquieto o asustado. Los politeístas podían de este modo hacer lo
que deseaban, incluso lanzando basura a la puerta de su hogar e incluso la
ponían en la olla donde cocinaba.
(Cortesía de Canal Córdoba
Internacional)
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