En Marruecos, todo el mundo (menos los que deben hacerlo) habla, analiza y se pregunta por la masiva, casi impresionante afluencia de la gente, particularmente los jóvenes, niños y mujeres a las mezquitas a las cinco oraciones, prescritas y a los “Tarauihs” (su rogatorias de después de la ultima oración del día: al Icha’a).
Mucho más de medio millón en la Mezquita Hassan II de Casablanca
y cifras que avecinan esto en muchas mezquitas del reino.
A titulo de ejemplo, en la
mezquita Molina de Rabat desde el comienzo de este sagrado mes para poder rezar
la oración colectiva del Dohr y Al Asr se debe venir por lo menos media hora
antes porque 15 minutos antes de la
Iqama (anuncio del comienzo del rezo) la mezquita y sus cercanías
registra un lleno, como reza la terminología futbolística, “hasta las banderas.
Muchos afirman que este ano es
excepcional. Otros lo interpretan como refugio ante las repetidas decepciones
de la política y de los políticos. Todos no ignoran de que se trata de la
respuesta de la inmensa mayoría de los marroquíes (los de pura cepa) a la serie
de profanaciones que acaba de conocer
nuestro país: películas pornográficas, transmisiones en televisiones públicas
de espectáculos eróticos, actos homosexuales nacionales e internacionales en
ligares tan simbólicos para el país y paisanaje y una desfachatez de algunos en
el momento de valorar estas violaciones.
El Fquih Kessaidre reúne casi
un millón de fieles cada noche… si… cada noche en Casablanca para rezar y orar.
Es la mejor respuesta, la más espontánea
y la más justa. Marruecos y los marroquíes son muy buenos musulmanes y
orgullosos de serlo. El resto es cáscara…
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