A comienzos del 2005, un
estudio del PMA mostraba que los casos de anemia entre mujeres y niños en los
campamentos de Tinduf, se había disparado, pasando de un 47’6% en el 2002 a 66’4% en el años después,
estas cifras deberían ser más trágicas y la razón casi nadie la ignora: malversación
y robo de la ayuda humanitaria internacional.
Efectivamente, destinada, en
principio, justamente a esta anémica población
de los campamentos en Tinduf, la ayuda humanitaria internacional, según la Oficina Europea de Lucha contra
el Fraude (OLAF), acaba en mercados de Mauritania y Argelia.
Un informe de la OLAF señalaba hace poco que
la población de los campamentos de Tinduf recibió más ayuda de las que
necesitaban realmente debido a que las cifras de la población de estos
campamentos sobre las reales estarían
infladas.
Ni Argelia ni su Polisario
permiten y no parecen que vayan a permitir nunca un censo bajo los auspicios de
Naciones Unidas y de los organismos internacionales competentes para determinar
el número exacto de los “refugiadizados” en estos campamentos.
Y es normal, nadie espera que permitieran
(Argelia y el Polisario) tocar a su gallina de huevos de oro. Pero el problema
es que una ayuda que debe, normalmente, bastar al doble o más de la población de
los campamentos de Tinduf no llega ni siquiera al 15% de su destino. Inútil volver
a recordar los métodos de los oficiales argelinos y sus domésticos polisaristas
en los mercados de países vecinos para vender esta ayuda, provocando, como
antes indicado, el 66’4% de casos de anemia.
¿Cómo se puede llamar a esto?
¿Crimen contra la humanidad? Dejémoslo
en un flagrante desprecio de los derechos humanos y de la vida del prójimo.
Una red de traficantes
argelino-polisarista ha sido creada, procediendo a todo tipo de transacciones
con contrabandistas y comerciantes sin escrúpulos en Argelia y Mauritania, pero
también en Mali y hasta en el Níger para vender aceite, arroz, harina etc
El crimen es de lesa majestad.
Los dividendos también son importantes. Mientras tanto la población de los
campamentos se ve convertida en simple objeto de mendicidad de una ayuda que
nunca le llega.
Unos anémicos por falta de nutrición,
otros con indigestión por tanto comer y…robar. Unos han nacido con estrella,
otros estrellados en los campamentos de Tinduf.
Lo curioso es que, vendiendo esta ayuda humanitaria internacional robada
en Mauritania y Argelia encuentran el tiempo y la desfachatez de hablar de
derechos humanos, de autodeterminaciones de invernadero y de pueblos y poblados
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