Edna miraba fijamente al
hombre, el cual no prestaba absolutamente ninguna importancia ni interés a su
presencia ni a la presentación que acaba de hacer Ali ben Ahmed.
De repente, salta de su sofá,
se pone de pie en posición firme y comienza a examinar a su visitante.
-
¿Te acuerdas, Si Omar
de Hach Ahmed?
-
¡Como no! Tú debes su
hijo. Le pareces como una gota de agua. ¿Sabes? Hach Ahmed era la única cosa real
en esta ciudad y en este mundo.
-
Tanto
-
Y más…
-
¿te acuerdas de Marta?
-
La monja… de Martil
-
Si
-
Pues también, nos ha
dejado muy buena impresión, según lo que nos contaba Hach
Edna observaba los gestos y
los comentarios de Si Omar como si los filmara. El hombre era impresionante:
sincero, fiel, leal y profundamente
humano.
-
¿Sabe Si Omar, esta
joven es su hija
-
¿Hija de quién?
-
De Marta
-
A ver… a ver… ¿No es
hija de Hach, no?
-
No señor, esta vez respondió
Edna aunque me hubiera gustado serlo.
-
Lo decía por… Si Omar
no termino la frase como sise diera cuenta de haber metido pata
-
Este hombre es más
lucido que nosotros dos, dijo Edna en la oreja de Ali ben Ahmed antes de
dirigirse a Si Omar: ¿Usted cree que los amigos de Hach, que Dios tenga en su
santo seno, recuerdan de manera buena a Marta, la monja de… Martil?
-
De hecho nadie la ha
conocido. Ni siquiera yo, siendo o haber sido el mejor amigo de Hach, casi su
confidente. Pero me contaba cosas de ella, de él de ellos, de su relación de
sus sentimientos y de sus… oraciones.
El
hombre parecía más normal que muchos fuera, contrariamente a lo que le dijeron
a Ali Ben Ahmed cuando le dirigió la palabra.
-
Si. Creo que era buena
persona, muy buena persona. Buena gente, como se dice por allí.
-
¿Quién?
-
Marta, la monja de Martil.
Os digo una cosa: desde que la con ocio, Hach, que Dios le tenga en su santo
seno, aprendió mucho y se convirtió en mejor musulmán… casi un santo, buen o,
por lo menos para mi.
El hombre hablaba de su difunto
amigo con veneración. Alguien había dicho a Ali ben Ahmed que desde que murió
Hach Ahmed ben Ali, Si Omar se consideraba huérfano.
Edna no sabia qué decir, que
hacer, como pensar y de qué manera proceder. Quería preguntar cosas que no se
le ocurrían, quería contarle a Si Omar historias que no recordaba, quería
decirle que su difunta madre, Marta se había convertido en mas devota desde que
conoció a Hach Ahmed Ben Ali. En fin, quería decirle que ni su difunta madre ni
el difunto Hach trataron nunca de crucificar el… amor.
Mañana: capitulo
XIII Sin peajes (tercera parte)
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