El fundador de « Reporteros sin fronteras »: Islamofobo Robert Ménard




De “Reporteros sin Fronteras” a “Viva le Pen” (como titula hoy L’OBS) su articulo al respecto.  Todos Ustedes lo conocen. Unos más que otros, todos han sentido alguna vez cierta admiración por su “militancia” por la “libertad de expresión” y de la “prensa”. Se llama Robert Ménard, militante izquierdista y ferviente defensor de la “libertad de prensa”, se ha convertido hoy en alcalde de Bézeiers lepenista (relación a le Pen del Frente Popular francés).
 Robert Menard, le 12 décembre 2013, alors candidat RBM aux élections municipales de Béziers. (ALAIN ROBERT/APERCU/SIPA)
Ahora todo el mundo, o por lo menos los que, en países como el nuestro, creen aun en las imposturas de estos seudo defensores de la libertad de expresión y de la prensa, se pregunta cómo este, hasta  hace muy poco, “infatigable” defensor de los valores de la prensa, ha dado tan olímpico giro.
Todos dan giros de 180 grados. Todos son permeables a cargos políticos, después de la mediatización. Todos se olvidan rápidamente de todo hasta de la madre que les parió. Todos son Ménard. Cada uno a su manera y en función de las oportunidades que se le puedan presentar.
Con o sin fronteras, reportero o xenófobo de turno, Robert Ménard nos ha hecho un favor: el de abrirnos los ojos sobre la cruda realidad de los valores morales y éticos de Occidente y sus censurados organismos de puntuación democrática. “Impossible n’est pas francais”, “Honêteté non plus”.
Los principios éticos, la deontología, los valores humanos, todo esto es como el amor de Antonio Molina que no se compran ni se venden, pero para Mr. Ménard el hecho de que el “S4’6% de los pequeños en las escuelas de maternales y primarias, sean justamente musulmanes” es un escándalo.
Por ello el ex patrón de RSF el que tantos países había acusado de violación de derechos humanos y de las libertades colectivas e individuales, ha decidido, antes de negarlo, archivar a todo  niño musulmán en su comunidad urbana.
Se preguntarán Ustedes ¿Por qué?
La respuesta seria que el problema no consiste en por qué o cuando sino ¿Cuántos Menares dirigen las asociaciones, organizaciones y organismos donantes de lecciones y unidades de medidas del respeto de los derechos humanos en los países, especialmente tercermundistas.
Si el ex militante Nº 1 de los reporteros sin fronteras resulta al final un impostor y un vulgar islamofobo, me pregunto si los que aun están en ejercicio son diferentes. Me refiero a Amnistía Internacional y otras amnistías al servicio del neo-colonialismo y de las remodelaciones geopolíticas.
En este sentido, estos prefabricados termómetros de la libertad y de la democracia y de los derechos del hombre occidental, constituyen las peores armas de destrucción masiva. En nombres de sus “valores” se invadieron países, se destruyeron naciones, se usurparon identidades, se expoliaron tierras y se robaron riquezas.
Y el problema es que siguen con este sucio juego, catalogando a los regimenes como si fueras latas de sardinas y otorgando generosamente buenas puntuaciones en materia de derechos humanos a unos y malas a otros.
El ejemplo de Robert Ménard, estimado, admirado y hasta adulado por muchos, debe incitarnos a los subdesarrollados a poner en tela de juicios estos valores morales que él y otros como él defienden y dar más importancia a organizaciones y organismos locales de vigilancia y de control a fin de evitar informes salidos del Pentágono o de otros ministerios de defensa en occidente, cuya única finalidad es castigar a los insumisos, comúnmente llamados “Ejes del mal”.

Comentarios