"Grito Primal" de Said Jedidi. Hoy: Capitulo II: Entre dos rosarios (tercera parte).















Ahora es consciente que se había equivocado al suponer que aquello era el fin de una relación antinatural. Tanto Marta como su padre siguieron durante anos después, él en una mezquita de Martil, ella en un convento de Acapulco, rezando para que se comprendiera lo que es realmente el “otro” amor que ni se puede crucificar ni se debe lapidar.
Espero el primer ano…el segundo… el tercero. En Tetuán aun se habla el español, se trataba con peseta y se llamaba a los diferentes puntos de la ciudad “Paso nivel”, “La Aguada”, “La hípica” etc.
“Nuestra Señora del Pilar” seguía desafiando las arrogantes palmeras, que, según los entendidos, fueron testigos de un fructífero amor, entre una española llamada “mercedes” y un alemán llamado “Benz”.
En Río Martín, recién convertido en Martil se seguían escuchando las campanadas domingueras anunciando misa y su padre seguía cuidando sigilosamente su jardín, robando, de vez en cuando, sin saberlo o sabiéndolo, furtivas miradas hacia la puerta principal de la enorme iglesia que comenzaba ahora a ser pasto de cierta negligencia.
No. Nada ha cambiado, o poco…muy poco. Daba la impresión de que aquí nada iba a cambiar. La constancia estaba incrustada en los usos y costumbres de la gente, habitualmente alérgica al cambio y a la metamorfosis. Nada cambio durante anos. Las instituciones de Tetuán parecían celosas en cuanto a su forma de ser y manera de actuar. El hebreo David seguía vendiendo a buen precio lo que sus homólogos musulmanes de la calle “Mesada’a”[1] vendían un poco más caro. El otro judío Bami seguía siendo el más ilustre tostador y vendedor de pipas en la judería y en toda la ciudad de Tetuán y el enigmático Hanita[2] seguía sin ganar una sola carrera ciclista a pesar de su excelente forma física, su religiosamente ciudad bicicleta y el cariño de todos los tetuaníes.
En su colegio, Sidi Ali Baraka, un colegio dirigido conjuntamente por un español y un marroquí, aun sonreía Franco en una fotografía oficial justo enfrente de otra fotografía del Califa Mulay Al hassan Belmehdi.
Las mañanas del domingo se guían repartiendo en Plaza Primo, rebautizada Plaza Mohamed V hasta el Feddan los prospectos de las películas que se proyectaban en los cines de la ciudad, especialmente del inimitable Mario Moreno “Cantinflas” y de Juanito Valderrama con su canción “Cuando salí de España…”. Desde el sótano de la Bodega, en pleno centro de Tetuán, se escuchaban aun canciones de antaño y el buen flamenco interpretado por los propios clientes.
Haciendo gala de una total indiferencia de quién “mandaba” entonces en Tetuán, el púgil Ben Buker, recién perdida su corona en La Habana, en Cuba, seguía sonando en español.
Tatúan resistía al inevitable cambio. Muchos no se enteraban o no querían enterarse de que eran otros tiempos, de que la ciudad y el país estrenaban nueva era y que el rey del país se llamaba Mahamed V y que Abdelkhalek Torres no era más que una etapa de una liberación contestada. Muchos no querían admitir que el protectorado español ya era historia.
Entre las familias españolas se comentaba quien se ha ido y quien se preparaba a ir. Los títulos inmobiliarios cambiaban de mano. Los pobres de ayer se convertían en un santiamén en los ricos del hoy y del mañana. Discreta e inexplicablemente la judería de Tetuán se cambiaba de población y de credo. Vinieron con los musulmanes durante la Inquisición y se fueron con los inquisidores con la independencia del país.
-         De hecho la comunidad judía de Tetuán, solía explicar el autodefinido como “Otman el sabio”, se llama Pablo, Luís, Manuel etc. se confundieron siempre con el colonizador.
La farmacia Benatar se quedaba poco a poco vacía. Las malas lenguas afirmaban que el propietario preparaba las maletas rumbo a caracas (Venezuela). La Sociedad empresarial Benallal estaba cerrada desde hacia meses. Algunos afirmaban que su nuevo dueño era un “aristócrata” tetuaní. El Club israelita en el que se debía despertar temprano los fines de semana y a partir de las 6 de la tarde para encontrar una mesa, estaba medio vacío.
Los rumores de la llegada a la ciudad de “fidaiyen” (elementos del Ejército de liberación nacional) avivaban las inquietudes. Tetuán estaba patas arriba. No nada había cambiado aun. La transición era lenta y dificultosa.


(Mañana: Capitulo I (Primera parte): Desde lejos…)


[1] Calle en el casco viejo de Tetuán
[2] Legendario ciclista tetuaní

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