En su edición de hoy, Le Monde
International publica un interesante articulo titulado « genocidio: la dolorosa
cuestión de la definición ».
Dolorosa y deliberadamente
manipulada por sus protagonistas. “Aquí no hay por qué” le respondieron, según el
diario galo, a Primo Levi a su llegada a Auscwitz.
¡Horror! Pero mismo horror
cuando se piensa que la victima se convierte en victimario, porque “Solución
final” es en plural, mientras que el holocausto judío termino con el fin del
tercer Reich, el de los palestinos sigue hasta ahora y se repite de manera
intermitente. Y no es el único genocidio con dolorosa y manipulada definición.
A occidente le gusta, de manera
casi viciosa, hablar de los genocidios protagonizados por otros. A los propios
siempre encuentran pretextos, motivos y argumentos de toda índole.
Este año (2015) en que se
conmemora el 70 aniversario de la liberación de los campamentos nazis, del
centenario del genocidio armenio y de los 40 años de la toma de Phnom Penh,
abriendo la vía a la masacre de 1 700 000 camboyanos por los Khmeres rojos, los que han
querido desmenuzar la historia no han logrado, según el rotativo francés, a
aportar respuestas satisfactorias a la acuciante cuestión del “¿Por qué?”.
Justamente ¿Por qué?
Sencillamente porque antes se
debe tener la suficiente valentía moral para definir de manera correcta y
exacta el término genocidio. En Irak, en
nombre de unas “imaginarias” armas de destrucción masiva se ha destruido a todo
un país con el espeluznante saldo de casi 3 millones de muertos y la hemorragia
sigue, inventando a bandas terroristas y pretender combatirlos para borrar el
siniestro recuerdo de la historia reciente del país, marcada por una injusta ocupación
y por una, no menos injusta represión.
Si esto no es genocidio, ¿Que puede
ser?
Gaza es blanco y diana desde
hace anos de verdaderas tentativas de genocidio en que miles de personas
pierden sus vidas y otras miles sus bienes y todo lo que poseen. Bastaría echar
un vistazo a los campamentos de refugiados palestinos que proliferan en los países
vecinos y lejanos para percatarse de la envergadura del crimen y de la
impunidad en el castigo.
Si esto no es genocidio ¿Qué
puede ser?
No hace falta avanzar porque
los tristes ejemplos de “Aquí no hay por qué” versión medí oriental son los que
nunca brillan por su ausencia.
Si en Libia la ONU y muchos países tratan
incansablemente de encontrar soluciones a la hemorragia en este país,
consecuencia de la “primavera árabe”, en Siria al contrario hay, hubo y todo
apunta a que va a haber todavía para rato la carrera hacia el armamento, financiación,
apoyo político y logístico y teledirección de los grupos terroristas.
Allí tampoco “Hay por qué”.
¿Por qué?...
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