Interior anunciaba este
mediodía una operación de desmantelamiento en una gran parte del territorio
nacional, de una célula terrorista » que se disponía a perpetrar, entre
otros actos terroristas, “ataques contra personalidades políticas y
militares ».
La célula desmantelada y su
acción abortada no es la primera en lo que llevamos de año, aunque si es la
primera operación de la frescamente creada BCIJ o FBI marroquí. Se trata de una
acción de envergadura, habida cuenta de los criminales proyectos de la célula
desmantelada y sus 11 miembros repartidos en las ciudades de Agadir, Tánger,
Layun, Boujaad, Tifelt, Marrakech, Taroudant, Ain Harrouda y Layun oriental. De
norte a sur, pasando por el centro e incluso localidades de escaso relieve.
En Marruecos nadie duda de la
competencia y la profesionalidad de sus servicios de seguridad y de su alta
calificación en la lucha anti-terrorista, reconocida por potencias
occidentales. La operación de hoy, nos da razón y los sucesivos
desmantelamientos de otras células conducen a una mayor confianza en estas
fuerzas de seguridad.
No obstante, los, entre 1500 y
2000 “yihadistas” en Siria, en Irak y ahora en Libia (los hay que van hasta contar
3000), constituyen una serie amenaza para todos. Para ello, la opción
securitaria o militar parece, cada vez, aunque eficaz e indispensable,
insuficiente e incluso discapacitada.
La información, la
comunicación, la verdadera emancipación religiosa y la predilección deben
sumarse a la lucha anti-terrorista, con especial énfasis en los sermones del
viernes y el importantísimo papel de los dilemas de la nación, hasta ahora
tímidos cuando no indiferentes ante tan apostata fenómeno terrorista.
El peligro nos acecha a todos.
Todos, unos más que otros, debemos conjugar nuestros esfuerzos para poner fin a
tanta barbarie y tanto horror. La conspiración del silencio nos ha costado a
todos muy caro. Nos va acostar, de seguir así, todavía mas y peor.
La apostasía terrorista ha superado
todas las demás apostasías. El Islam está expuesto a las peores valoraciones y
evaluaciones. El papel de los sabios, ulemas, dignatarios y teólogos es
fundamental. Nuestra juventud necesita comprender, ser orientada, creer, tener
confianza y… despertarse.
Las guerras intestinales, los
apetitos geopolíticos, las susceptibilidades dogmáticas y las divergencias de
todo orden y por lo que sea, como sea y cuando sea, han servido de fértil terreno
al síndrome terrorista a atacar y conquistar la creencia y la convicción de
muchos.
Al final, todos somos, todos
vamos a ser victimas, unos de sus desmesuradas codicias, otros de su
imperdonable ingenuidad y miopía y pasividad.
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