Lo descubrí en una entrevista a L’OBS. Costa marfileño de 46 años Cantante de “regale” comprometido, preconiza un combate contra el terrorismo y una pedagogía de proximidad sobre el verdadero Islam.
“Con lo que acaba de pasar en Túnez
y hace dos semanas en Malí, dijo Tiken Jah Fakoly, es una situación que nos
inquieta pero que debemos combatir”.
Justo… La clarividencia de un artista. Realismo de un africano. Honestidad de un hombre.
“Todo esto no n os debe
desesperar. No tenemos otra opción que la de avanzar, en el objetivo de dejar
otra África a nuestros hijos y nietos”.
Tiken Jah Fakoly no lo ignora:
se trata de terrorismos en plural. El peor de ellos es la hipocresía de los que
se toman por superiores y se pasan la vida imponiéndonos modelos (primaveras) y
hasta maneras de actuar (quién debe gobernar y quién es dictador o déspota).
“Podemos sensibilizar alrededor
de nosotros, explicar que aquella gente no son musulmanes, sino terroristas… y
que ensucian al Islam (…) no es esto la religión” grita como si pidiera que se cesaran
las leñas para más fuego y que se optara por buenos oficios y por la reconciliación
entre todos.
Como Tijen Jah Fakoly los hay
muchos que creen, impotentes, que el primer mundo ha aportado y sigue aportando
mucho odio, mucho rencor, mucha diferencia, mucha intolerancia y mucha
violencia al tercer mundo, particularmente al mundo árabe.
¿Quién favorecería el
desmoronamiento de la in Austria de turismo en Siria, Irak, Egipto y ahora en Túnez?
Hay síndrome israelí en el
aire.
De seguir así, los llamados “lobos
solitarios” devorarían a todos, cualquiera que sea la distancia que los separa,
los favores que hayan hecho o los sacrificios que hayan consentido para crear
este Frankestein, versión geopolítica…
Ayer era Túnez. Hoy en Sanaa,
la capital yemenita con decenas de muertos y decenas de heridos. ¿Y mañana?
Nadie sabe. Nadie debe saber.
En esta abstracta ecuación en la que menos de 50 000 mercenarios imponen
la ley del miedo y del terror a muchos países: Siria, Irak, Líbano, Egipto,
Libia, Yemen, Túnez y hasta Argelia, nadie nos dijo como lo logra, quién le
ayuda y con qué finalidad.
Nuestro amigo Tiken Jah Fakoly
tiene toda la razón: “Esto no es religión”.
¿Qué es entonces?
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