El rey ciudadano: Sobre: Creyendo abrir camino al rey « permitió » a un conductor « quemar » el semáforo rojo: Un agente de circulación objeto de la cólera real


Esta mañana contábamos (reproducíamos) aquí en “Conacento marroquí” la historia-mensaje de un  agente de circulación en Casablanca que ha sido objeto de medidas disciplinarias (devuelto al reciclaje en el Instituto de policía de Kenitra) por haber despejado la carretera ante el vehiculo del rey Mohamed VI, “permitiendo” a un automovilista pasar en el semáforo rojo, lo cual, habida cuenta de la (de notoriedad pública en Marruecos y fuera de él) intransigencia del monarca por el respeto del código de circulación, no le gustó recomendando, según el diario Assabah las sanciones reglamentarias en este tipo de “infracciones”.

En un comentario al respecto, nuestro amigo Bakero Idrisi nos escribió, entre otras cosas:

 

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“Eso sin hablar de que todavía en Marruecos no todos captan o quieren captar los mensajes que el monarca lanza a través de sus actos y reacciones. Falta mucho tiempo, sobre todo para los altos responsables. Y doy la mano a que ningún alto responsable, sobre todo en el cuerpo policial, como Wali o gobernador, hubiese aceptado quedar esperando la luz verde para pasar como los demás. Y el agente que no le dejase pasar primero y antes que todo el mundo, sin importar color del semáforo que ésta hecho para… OTROS. Espero y deseo que el agente no sea molestado por ello. Ojalá”.

A lo que respondí:
Totalmente de acuerdo contigo. Es más: no se trataba de ninguna infracción en el sentido propio del reglamento o del código de circulación. No se trataba de un personaje ordinario y cualquier derogación podía ser permitida para facilitar (o proteger) el recorrido. Era, sin duda, un mensaje a todos y a cada uno. Ante la ley todo el mundo es igual y el código de circulación está hecho para que se respete. No obstante, aquí y en Cochabamba la actitud del debido respeto (esto es también reglamento) del agente de circulación es la propia y propicia para con un Jefe de Estado. Dicho esto, debo precisar que, hamdulilah, el agente cayó sobre el rey (ciudadano como lo ha demostrado en mas de una vez) y no sobre un jefecillo de turno al que, contrariamente a lo que hizo con el primer mandatario del país, si no hubiera despejado el camino y quizás la ciudad...”.
Estamos ante un ejemplo de la correcta conducta. Los jefes y jefecillos del país, sobre todo los últimos, deben sacar las lecciones pertinentes y aunque es más que dudoso, desplegaran un esfuerzo para “descifrar” el alcance, el significado y la dimensión del acto real. Se trataba de dar el ejemplo, instar al respeto de la ley y de consideración ciudadana.
Más que medida disciplinaria el gesto real se debía interpretar como una lección a todos… sobre todo a los que creen mandar más.
¿Y tú qué crees?

 

 

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