En medio de una inquietante indiferencia
internacional, se prosigue en Charm el-Cheikh, la Cumbre árabe anual enfocada
hacia la proclamación del presidente anfitrión y desde ahora, durante un año,
presidente de la Cumbre,
de la exigencia de una fuerza regional para, según él “hacer frente a las
amenazas sin precedentes para la identidad árabe” que constituyen los “grupos
terroristas” (en plural) y la multiplicación
de los conflictos. Una fuerza regional, que como lo recordó el jefe de la
diplomacia Irakí, Ibrahim al Jafa’ari “no ha sido objeto de ningún estudio
preliminar”.
Total, a excepción del
patético llamamiento del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon en el que insta
“a una solución pacifica y negociada del conflicto del Yemen” y en el que
expresa lacónicamente su profunda vergüenza ante “el fracaso colectivo de las
comunidades internacionales y regionales a poner fin a la masacre en Siria”,
nada o casi nada se debe subrayar de esta primera jornada de dos de este conclave
anual árabe.
Casi nada, porque algo es
mejor que nada: Conciente, como lo lleva denunciando desde hace semanas, de que
se desea salvar a Dae’sh, algunos, actuando por procuración de “otros”, tratan
laboriosamente de invertir el orden de prioridades. De modo que en vez, de la
lucha anti-terrorista se busca hacer de la futura fuerza árabe de intervención rápida,
como dijo Mathieu Guidére, profesor de geopolítica árabe en la universidad de
Toulouse (Francia),” un ensayo del papel de dicha fuerza, comenzando por el
Yemen”.
O sea que “por ahora, el
llamado Estado islámico y sus atrocidades pasa al segundo plano frente a la
amenaza de extensión del poder iraní en
el Yemen”, según Oraib al-Rentawi, director del centro Al-Qods para los
estudios políticos, lo que, en opinión del profesor Guidére “modificaría profundamente la geopolítica
de la región”.
De hecho aunque no se ha dicho
dos países: Egipto y Jordania no ocultan su preferencia por la lucha
anti-terrorista como prioridad de las prioridades de esta coyuntura mientras
que otros buscan dar vuelta a esta prioridad para adaptarla a una medida
disciplinaria contra eventuales insumisos o agraviosos.
En esta óptica, para la crisis
del Yemen, Irak ha propuesto lo mejor de esta Cumbre:
a-
Alto el fuego
b-
Reconciliación nacional
c-
Seguida de elecciones
libres para expresar la autodeterminación del pueblo yemenita sin ingerencia
exterior.
Los que no aceptaron ni una solución
pacifica negociada en Siria, tampoco van a aceptar elecciones libres en el
Yemen ni en Pyongyang.
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