Resulta, cuando menos
paradójico constatar que el régimen turco no estaría dispuesto a lindar de
nuevo a Siria con su presidente Bachar Al Assad. Se trata de un auténtico
quebradero de cabeza y un serio motivo de inquietud para Ankara la posibilidad,
cada vez más, visible, de una reanulación del control por el ejército sirio
después de eliminar a las fuerzas de la banda terrorista del "EI".
Y es que con el llamado
“Estado islámico” en su frontera, los actuales responsables turcos realizan dos
objetivos que no se atreverían a darse derecho a realizar ellos mismos por
consideraciones de política interior y exterior: destruir al régimen sirio y
neutralizar a las milicias kurdas de Siria.
Los restos no son fáciles
aunque si inmorales porque se trata de destruir a un país vecino en nombre de
imperativos morales que no se respetan y por miras expansionistas que los casi
4 años de encarnizados combates no han podido definir de manera clara, menos
aun contundente.
En el mundo árabe, la posición
de muchos países ha comenzado a cambiar respecto al conflicto sirio e incluso la Unión Europea acaba
de anunciar un “indispensable cambio en la estrategia para con los conflictos
en oriente Medio, especialmente en Siria y el Libia”.
Ni el primero ni la segunda se
ignora que el objetivo principal de los bombardeos de la coalición del “bien”
en Irak y en Siria consiste esencialmente y antes que nada de destruir la
infraestructura económica siria a fin de que ninguna fuerza sobre el terreno
pueda autonomizarse en relación a la voluntad de Estados Unidos.
Sin embargo… con un
nuevo-antiguo actor en el desarrollo de las operaciones en el sur de Siria y el
arrollador avance de sus fuerzas armadas, el eje del “bien” comienza a
planificar lo que podría ser la estrategia pos-Dae’sh en la región.
Por ahora, según todos los
observadores hay dos candidatos potenciales a remplazar a las hordas de Bagdadi
y por los que Occidente y sus aliados periféricos regionales apuestan: El
llamado Frente islámico, constituido de elementos extremistas y el ala sirio de
Al Qaida, Frente Al Nosra, en muchas dificultades hasta el punto de que el
diario israelí “Ma’ariv” divulga hoy mismo un llamamiento de sus dirigentes a
Israel para ayudarlos a combatir las fuerzas sirias en Kenitra y arrabales.
El esquema es, más que
complejo, abstracto. Estados Unidos aun no ha determinado su estrategia al
respecto mientras que Turquía, la vecina Jordania por más que lo niegue y
algunos Estados regionales parecen tener prisas.
En este orden de ideas surge
otro foco de tensión: el Yemen que con el cierre de sus embajadas de los mismísimos
que fueron los primeros en hacerlo en Siria permite pensar que, a falta de
perspectivas en Siria y en Irak, una permutación del foco de tensión en Oriente
Medio se está convergiendo hacia el Yemen y hacia Libia. Lo que representaría
una grave amenaza securitaria, pletórica de consecuencias estratégicas para
Arabia Saudita y los países del Golfo en el primero y para los países magrebies
y Europa en el segundo.
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