Durante una jornada de estudio, ayer (sábado
14-2) en Rabat, con el lema « La jurisprudencia en materia de la tortura”,
la responsable del programa MENA ha dicho que Marruecos ha llevado a cabo
importantes reformas para la incriminación de la tortura y la lucha contra la
impunidad.
Esther Schaufelberger ha precisado a este respecto
que “Marruecos ha ratificado el protocolo facultativo de la prevención contra
la tortura y otras penas o tratamientos crueles, inhumanos o degradantes y
aporto importantes enmiendas al Código penal tendentes a incriminar este
flagelo.
No cabe duda, se trata de una muy buena
referencia. Un reconocimiento a los esfuerzos del reino en este sentido. Esfuerzos,
se debe precisarlo, aun en ciernes y hasta ahora por mas loables que sea,
insuficientes.
Evidentemente no basta con ratificar el protocolo
facultativo de la prevención contra la tortura, sino se debe instaurar, aunque
ello llevaría años, una cultura de respeto de, más que derechos humanos,
dignidad de los marroquíes.
En efecto, Marruecos es uno de los pocos países tercermundistas
que ha hecho de su voluntad de acabar con la tortura y sobre todo la impunidad,
una opción estratégica en su política social, registrando con el reconocimiento
de propios y extraños, enormes avances en la materia, pero esto no debería
limitarse a constituir un motivo de orgullo, habida cuenta de que en el país
sigue la impunidad y siguen extralimitaciones a las leyes vigor.
Las reformas para la incriminación de la tortura
y la impunidad deben ser, constantes, profundas y sobre todo globales porque la
impunidad es, como se ha dicho, un globo que por más que lo metan en el agua,
una vez soltado sube más en la superficie. De donde el explicito reconocimiento
de la responsable del programa MENA y de muchos otros, debe servir de incentivo
con vistas a intensificar, institucionalizar y generalizar la incriminación de
la impunidad y de la tortura.
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