Benyamin Netannyahou, el paranoico primer ministro israelí debe « pronunciar » el 3 de marzo próximo un discurso, esencialmente consagrado a Irán ante el Congreso americano, más que invitado, convocado por el verdadero dirigente de la entidad sionista, Sheldon Adelson, 81 años, judío americano, casado con una israelí y rey del casino, décima fortuna mundial con unos 37 200 millones de dólares y sobre todo, proveedor de fondos del partido republicano estadounidense, obsesionado por derrocar, como sea y cuando fuera al presidente demócrata Barack Obama.
Tanto Adelson como Netannyahou
tiemblan a la idea de que Estados Unidos y el P5+1 lograran firmar un acuerdo
con Irán antes del 31 de marzo, lo que complicaría las oportunidades de “Bibi”
en las legislativas del 17 de marzo.
Ayer mismo Netannyahou volvió
a deplorar que, lo que llamo “terrorismo” de Teherán no haya podido impedir a
la comunidad internacional continuar negociando un acuerdo nuclear con Irán
que, según sus alucinaciones, le va a permitir construir la capacidad
industrial para desarrollar armas nucleares, lo que ha sido objeto de la
publicación por los propios servicios secretos y de inteligencia de Israel
cables que desmienten categóricamente las alegación de Netannyahou y de su
padrino Adelson.
Era en septiembre del 2012
ante la Asamblea
General de naciones Unidas trataba de “explicar”
infructuosamente a la asistencia, “los peligros del programa nuclear de Irán y
la necesidad de detener este programa”.
¿Qué sabia, en realidad, del
programa iraní cuando afirmaba, con esquemas
en la mano que Teherán estaba a pocos meses de dotarse del arma nuclear,
controlando ya el 90% de la tecnología necesaria?
Su intervención había mustiado
una ola de carcajadas y de ironías de toda índole, habida cuenta del carácter
infantil de los argumentos. Lo que ha hecho que, en un intento de salvar lo que
se podía, el Mossad opto por otro discurso, literalmente opuesto al torpe
alegato de su primer ministro.
El 22 de octubre, en un
informe recibido por los servicios sur-africanos, el Mossad aseguraba que “Irán
no parece dispuesto a enriquecer el uranio a un nivel suficiente para producir
bombas nucleares”.
Los dirigentes iraníes no respondían
dejan do cundir el pánico entre los israelíes.
Poner a punto una bomba
necesita uranio enriquecido a 90%. Sin embargo, el Mossad estimaba entonces en
su informe que Irán poseía “cerca de 100 kg de materia enriquecida a 20% (que debería
ser luego disuelto o transformado según los términos del acuerdo de Ginebra del
2013)”.
Tanto Washington como sus
aliados en la OTAN
están perfectamente al tanto del desarrollo, evolución, objetivo y capacidad
del programa nuclear iraní. Ninguno de ellos esta in quieto y todos son
concientes de las tergiversaciones de Israel y su primer ministro. Otra cosa,
seria llamar al pan, pan, y a Israel lo que es.
Para Israel no se trata del
expediente nuclear sino de buscar como sea frenar el avance tecnológico de Irán,
que, eso si, constituye para ella o por lo menos así lo piensan algunos de sus
dirigentes una “amenaza existencial”.
Lo que está en juego
(expuesto) es en realidad la tan cacareada supremacía israelí en Oriente Medio.
El mundo va descubriendo quién es víctima y quién es victimario. Tanto es así
que la ultima alucinación de Israel (y no la primera) de aliarse con los
terroristas de Dae’sh tampoco parece destinarse hacia un “feliz” desenlace.
Irán y Hizbollah se han
convertido en auténticas obsesiones para los dirigentes israelíes, que sin
moverse causan enormes estragos a la maquina de guerra israelí.
Netannyahou ante el Congreso
es una cuestión americano-americana. Republicanos contra demócratas. Sheldon
Adelson contra Barack Obama y miles de millones de dólares por medio, de donde
queda perfectamente ilustrada la razón de ser y de actuar de la entidad
sionista.
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