A raíz de uno de los atentados en Copenhague (ayer)
contra un centro cultural en el que se desarrollaba un debate sobre el
Islamismo y la libertad de expresión, contiguo a una sinagoga de la capital
danesa que ha causado un muerto, el primer ministro israelí Benyamín Netanyahou
ha instado hoy (domingo 15-2) a los judíos europeos a instalarse en Israel.
“De nuevo, soltó las habituales lagrimas de
cocodrilo, un judío europeo ha resultado muerto porque era judío y este tipo de
atentados va a proseguirse”.
Si lo dice él… por algo será. Debe estar al tanto
de algo. “Israel, siguió diciendo Netanyahou, está preparada a recibir a una emigración
de masa procedente de Europa”.
Luego lo más ilustrativo: “Digo a los judíos de
Europa que Israel es vuestra casa”.
De las dos cosas una o quizás incluso las dos:
a) Del precipitado aunque aparentemente minuciosamente
preparado de antemano llamamiento del primer ministro israelí surge la, cuando
menos legitima curiosidad, en torno a la preparación, organización, ejecución, “timing”
y las finalidades de los atentados que Netanyahou ha desvelado en su llamamiento
destape. O sea que la pregunta es: ¿Quién está detrás de este nuevo atentado
contra los “judíos”? Con su insistente llamamiento no se debe descartar que sea
Israel y su estrategia de atraer a una artificial población en Palestina
ocupada.
b) Del sentido de la precipitación (antes incluso de que la policía
danesa determina los detalles del atentado) y de la éxtasis por este atentado,
parece que Israel y sus gobernantes tienen
prisas en poblar al prefabricado país. Un país sin pueblo o
artificialmente compuesto, procediendo a la constante “importación” de una población
heterogénea de los cuatro puntos cardinales.
El llamamiento de esta mañana del primer ministro
de Israel es, a mas de un titulo revelador de más de una triste realidad, de la
que brota el espíritu usurpador hasta de la población para saciar una vital
necesidad de supervivencia donde (Oriente Medio) no se puede sobrevivir siendo foráneo.
Mientras que los amantes de la paz y de la
justicia, musulmanes, cristianos y hasta judíos condenan, se solidarizan y
expresan su simpatía y su compasión con
las victimas del atentado de Copenhague, El jefe del gobierno de Israel trata
de dar una dimensión al drama que no es suya, no importándole, como es y
siempre fue la política israelí, ni la sangre de las victimas ni el carácter deplorable
del criminal acto.
Algo así como “Maten a todos los judíos que
quieran, pero mándanos algunos para justificar una población israelí”.
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