En su informe anual publicado hoy, Amnesty
international señala que el 2014
ha sido un año particularmente negro en materia de
derechos humanos. Pone de relieve muy especialmente la vertiginosa subida de
las violencias ejercidas por los grupos armados no estatales, en, por lo menos
35 países: Boko Haram en Nigeria y el Shebab en Somalia así como una multitud
de grupos afiliados a Al-Qaida o a la organización del llamado “Estado islámico”
(EI) u otras milicias en el Sahel, Libia, Irak, Siria, en el Sinai (Egipto o en
el Yemen, entre otros. O sea (esto lo precisamos nosotros): exclusivamente en
los países musulmanes o de mayoría musulmana, particularmente los que tienen “problemas”
o los puedan tener con Occidente.
En total, según AI, la multiplicación de los conflictos
armados ha causado 50 millones de desterrados. “Se trata de la crisis más grave
desde la Segunda Guerra
mundial”.
La ONG subraya en su informe el nivel plus-marca de la barbarie
de los grupos armados en África y en Oriente Medio (el primero se perfila como la
parte del planeta donde habrá, en los próximos años el mayor crecimiento y el
segundo por sus recursos energéticos y la encarnizada y no siempre ortodoxa
lucha para controlarlos).
AI no entra en detalles. De tal modo que no
estima pertinente determinar las responsabilidades en todo este horror ni
pertinente dirigir el dedo acusador a los patrocinadores de tan horrible
empresa. En cambio constata que “muchos gobierno han reaccionado de manera tan
brutal y ciega a través de arrestos y detenciones arbitrarias y masivas e
incluso ejecuciones extrajudiciales”.
Es, sin genero alguno de dudas, noble de denunciarlo.
No obstante, ni Amnesty international ni nadie en Occidente ignora el papel
determinante de Estados Unidos, sus aliados occidentales y sus satélites periféricos
en la creación de estos grupos terroristas y en la actitud de los gobiernos que
traspasan las reglas del derecho internacional en materia de derechos humanos.
Efectivamente, después de la Segunda Guerra Mundial se había
dicho: “Nunca mas esto”. Desde entonces, las potencias vencedoras de aquella
guerra han ensayado todas las formulas, todos los métodos y todas las
estrategias para imponer a Israel, garantizar su supremacía y su dominio a
expensas de masacres y a menudo tentativas de exterminio del pueblo palestino y
los que le hayan ayudado o puedan ayudarlo algún día como Siria e Irán.
Cerca…muy cerca (actualmente) está aun el, cuando
menos, increíble, intento de seguir cerrando los ojos ante todo y crear, armar,
entrenar y teledirigir contra Siria a milicias terroristas, bajo la hipócrita etiqueta
de “oposición moderada” en Turquía y en algunos países del Golfo.
¡Como si en el terrorismo pudiera existir moderación…!
Algo es algo: Para AI los miembros permanentes
del Consejo de Seguridad de la ONU
(Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) han “abusado
constantemente del poder y de los privilegios de derecho de veto para promover
sus propios intereses políticos o geopolíticos a expensas de la protección de
los civiles”.
Primero: No todos, muy especialmente Estados
Unidos cuando se trata de condenar a la barbarie de Israel o de los derechos de
algunos países árabes y musulmanes.
Segundo: Depende de qué civiles se habla. Si son
sirios, irakíes, libios o yemenitas a todos, particularmente EEUU les importan
cuatro pepinos.
Afortunadamente en tantos escombros, se puede
encontrar algo positivo…medias: AI preconiza un “código de conducta mediante el
cual los miembros del CS decidan renunciar voluntariamente a hacer uso de su
derecho de veto para bloquear la acción del Consejo de seguridad en caso de
genocidio, crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad”.
El informe se refiere a los países poco proclives
a la hegemonía americana y occidental en general.
¡Democracia… cuantas “chorradas” se comete en tu
nombre!
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