Un informe de la Oficina anti-fraude (OLAF)
revela que una parte importante de la ayuda humanitaria de la Unión Europea a los
campamentos de Tinduf, en Argelia) es malversada de manera organizada desde
hace anos.
Según el citado documento, estas masivas y sistemáticas
malversaciones de la ayuda humanitaria destinada a los campamentos de Tinduf
comienzas en el puerto argelino de Oran por donde transita la ayuda
humanitaria, particularmente alimentaría acordada por la Comisión Europea
a través de la Dirección
general de la ayuda humanitaria (ECHO).
El puerto de Oran es estratégico para los organizadores
de estas malversaciones, subraya el informe que pone de relieve que es en el
seno de esta estructura portuaria argelina donde se efectúa la clasificación
entre “lo que debe llegar y lo que debe ser malversado”.
Preguntada ayer (jueves) en el Parlamento europeo
sobre este informe, la comisaría europea en el Presupuesto, Kristalina
Georgieva ha reconocido que el ejecutivo no había juzgado necesario suspender
su ayuda y había continuado a conceder anualmente 10 millones de euros a los “refugiadizados”
en los campamentos polisaristas, administrado por la seguridad militar
argelina.
El informe de OLAF que se basa en los resultados
de una investigación llevada a cabo en el 2003 con gravísimas acusaciones,
citando incluso nombres y apellidos de las personas organizadoras de estas
malversaciones, señala que “Ni Argelia ni el Frente Polisario han aceptado que
un censo de la población de los campamentos sea organizada”. La intervención de
la Oficina
anti-fraude calcula la población de dichos campamentos en unos 90 000 personas.
La investigación ha permitido, por otra parte
detectar que “son los prisioneros de guerra o civiles que se utilizan para la manutención
de la ayuda y la construcción de edificios financiados por la ayuda
internacional”.
Revela también que alimentos de buena cualidad
destinados a la población del campamento, como el trigo canadiense “son remplazados
por su equivalente de calidad inferior para ser revendidos” y que “los
productos de una cría de aves financiado por la ayuda internacional se venden y
no se dan a la población de los campamentos”.
Si la Unión Europea ha esperado durante casi un decenio
para revelarlo, la complicidad de la seguridad militar de Argelia con la cúpula
del Polisario en múltiples negocios a base de malversación de la ayuda
internacional, especialmente la no contabilizada por la Comisión europea como la
de algunas organización y asociaciones españolas nunca, jamás llega a sui
destino, siendo vendidas por mafias argelino-polisaristas en Mauritania,
Argelia e incluso en el Sahara Occidente marroquí.
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