Durante la misma noche del
atentado contra « Charlie Hebdo », Robert Badinter lanzaba, en un
alarde de valentía moral intelectual sin par en Francia y algunos de sus
caricaturizados “cerebros”: No caigamos en la trampa que nos tienden los
terroristas”. Se refería a la fractura, la cizaña fácil, la confrontación
epidérmica, alimentada en el miedo del otro y de las fragilidades de nuestra
época. Porque hace falta, hoy mas que nunca, permanecer unidos cuando los
musulmanes pueden padecer de todas las amalgamas o voltearse en un repliegue
comunitario, hemos optado por subrayar’ la gestión de algunas personalidades
cuya acción, desde hace años, va en contra de esta lógica de la secesión y del
rechazo”.
Justo lo que hacia falta y, desgraciadamente no
ha sucedido. Pero, de cierta manera, hombres como Robert Badinter dejan intacta
la esperanza de un sobresalto de la conciencia de los que no parecen tenerla
o…deteriorada.
En el mundo musulmán, como en
todo mundo donde hayan amantes de la paz, de la justicia, del sentido común y
de la convivencia, entendemos que para Francia y los demás países a los que,
los tristes sucesos de la semana pasada en Paris han servido/siguen sirviendo
de pretexto para desatar una islamofobia gratuita que no conduciría a nada, si
no al odio, al espíritu revanchista y al rechazo y la exclusión del prójimo… de
todos los prójimos, estos islamofobos son lo que el síndrome canceroso de
Dae’sh es para los mundos árabe e islámico.
Dae’sh multifacético… Dae’sh
bajo diversos aspectos…Dae’sh a todos gustos.
Unos por sus carreras
políticas, sociales o “culturales” personales, otros, como Israel y su legión
en Occidente, lo esperaban desde hace tiempo… todos por tener memoria corta y
mortalmente distorsionada: allí están el 11-9 en Nueva York/Washington, el 11-M
en Madrid e incluso los del 16-5 en Casablanca y 28-4 en Marrakech. ¿Cómo quedo
el Islam y los musulmanes por más que hayan movilizado y obrado sus
detractores?
Desde entonces creímos que había
llegado el ¡momento de una profunda reflexión, de una imperiosa necesidad de
anhelar a la concordia, a la convivencia y a la distensión y a la paz.
No fue así, pero ni tanto ni
tan poco… Los Sarkozy, Tesón y Morano en Francia y muchos otros moranos en
otros países occidentales y en Israel confunden entre la velocidad y el tocino
porque la clarividencia, a pesar de todos los pesares acabara por prevalecer.
No todos somos ni
podemos/debemos ser “Charlie”…
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